Los seminaristas Sebastián Castro Miranda y Juan de Olazábal Zarauza fueron instituidos acólitos por el obispo Luis Quinteiro Fiuza, coincidiendo con la celebración del patrón del Seminario, San José.
La ceremonia, que tuvo lugar en la capilla, supone un paso más en la preparación para el ejercicio del sacerdocio.
Miranda y De Olazábal adquieren a partir de ahora nuevas obligaciones como la de cuidar del servicio del altar, ayudar al diácono y al sacerdote en las acciones litúrgicas, especialmente en la celebración de la misa. Además también podrá distribuir la sagrada comunión como ministro extraordinario de la comunión, según las condiciones establecidas para ello.
En idénticas condiciones podrá exponer públicamente el Santísimo Sacramento de la Eucaristía a la adoración de los fieles y podrá luego reservarlo, pero no puede dar la bendición.
Por otra parte, también pueden instruir a los fieles que ayudan en las acciones litúrgicas como son las de llevar el Misal, la cruz, los cirios u otras funciones similares.
