El Marco acogió ayer el acto de recepción con la respuesta de Miguel Fernández-Cid
El auditorio del Marco se quedó pequeño para acoger el acto de ingreso del pintor vigués, Din Matamoro, en la Real Academia de Belas Artes. Emocionado, con una sonrisa perpetua en los labios, el protagonista del día leyó su discurso de entrada, “Una mirada distinta”. Larga, pero amena, la intervención combinó pasajes de su propia historia en el mundo del arte con la justificación de su estilo, todo salpicado con anécdotas y guiños cómicos.
“Pintar es una cosa muy seria; una vez que has comenzado hay pocas posibilidades de dejar de hacerlo sin derramar pintura”. Así comenzó una disertación, en la que tuvo palabras de agradecimiento a sus padres, “les doy un millón de gracias a los dos porque fueron generosos y me apoyaron en mi elección de vida, de esta idea peregrina que es ser artista plástico” y a su mujer, María: “Seguramente se merecía un notario o un dentista, pero se casó conmigo; la adoro por ser como es; ya casi son 25 años juntos y le agradezco que me acepte como soy, por ayudarme en los momentos difíciles, por aguantarme impetuoso, cuando me disperso”.
Habló de su obra. Reconoció que “la pintura es muy celosa y no entiende que la abandones”. Aseguró que “tengo mirada de pintor y una percepción visual que se acerca a la paranoia; hablar de la luz de la pintura y la mirada es tan personal”. Reconoció que “renuncié a la academia, pero sabía que lo aprendido lo tenía dentro”. Puntualizó que “para pintar se necesita vender” y concluyó asegurando “quiero luchar con la mirada incompleta de nuestra época e intentar engañar a las horas pintando, aunque después tenga que correr para llegar a tiempo, con las manchas de pintura en las manos, en mis gafas y en la frente”.
El crítico Miguel Fernández-Cid, que junto a Manolo Moldes y Manolo Paz propuso su candidatura, fue el encargado de darle la respuesta de la Real Academia, asegurando que su ingreso llegó: “querido Din, porque te has mantenido fiel a tu ideario, a tus búsquedas, a tus principios, porque no los has alterado, porque sigues defendiendo esa mirada personal, esa mirada distinta”. Aseguró que con Matamoro “entra un mago, alguien capaz de transformarlo todo en imágenes vivas, en alegría”. De él dijo “eres fino y generoso en un medio competitivo”.
