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El diálogo triunfa en el Celso Emilio

El colegio tiene un espacio habilitado para celebrar la mediación, que es voluntaria, sigue un protocolo y en la gran mayoría de los casos es resuelta de mutuo acuerdo entre los alumnos.
photo_camera El colegio tiene un espacio habilitado para celebrar la mediación, que es voluntaria, sigue un protocolo y en la gran mayoría de los casos es resuelta de mutuo acuerdo entre los alumnos.

Este centro de Primaria cuenta desde hace tres años con un “servicio de mediación entre iguales” con 20 alumnos formados como mediadores y que resuelve más del 90% de los conflictos que surgen en el patio

 El diálogo está ganando terreno en el patio del colegio Celso Emilio Ferreiro desde que hace tres años se implantó un programa pionero de mediación escolar. 
Los conflictos entre estos alumnos de Primaria se resuelven entre iguales: son otros niños formados previamente como mediadores los que  proponen abrir un diálogo para llegar a una solución. Los resultados son espectaculares, puesto que los conflictos se redujeron.
 El año pasado se registraron  en este centro educativo 121 incidencias entre los alumnos (son conflictos no graves) y la gran mayoría se resolvieron con diálogo y con soluciones que fueron desde pedir perdón o dejar jugar al compañero (estas dos suman la mitad de los casos) hasta comprometerse a que no se repita, a no discutir, dejar jugar, darse un abrazo, entre otras. 
Solo en 10 de estas 121 incidencias fue necesaria la intervención del profesor. Los conflictos en los qeu se aplicó la mediación iban desde pegar (49 casos) a insultos (15), enfados entre amigos (10), no saber jugar (10) y muchas otras casuísticas propias de estas edades.
El orientador del centro, Ubaldo Vázquez, fue el impulsor de esta iniciativa, que recibió el visto bueno del Claustro del colegio Celso Emilio Ferreiro. Él es la persona encargada de formar a los escolares que se presentan de forma voluntaria para ejercer como mediadores. Son niños de 5º y 6º curso de Primaria, mientras que los de 4º son aprendices. Reciben formación durante dos semanas. Este curso son unos 20 mediadores, aunque cada día están tres en el patio del recreo identificados con un peto amarillo. Ellos juegan como el que más y solo dejan lo que están haciendo cuando les reclaman para ejercer sus funciones. Siguen siempre un protocolo, puesto que en primer lugar debe ser un proceso voluntario y confidencial en el que los niños mediadores invitan al diálogo entre las partes, mantienen la neutralidad y siguen un protocolo. Los niños que participan deben respetar el turno de la palabra, no pueden insultar, deben decir la verdad y tener voluntad de solucionarlo. El colegio habilitó un espacio para la mediación, para salvaguardar la confidencialidad.
El orientador del centro asegura que los mediadores “lo hacen muy bien” y destaca el hecho de que sean los niños los que resuelvan sus propios problemas. Antes, cuando se producían problemas en el patio, los niños acudían a los profesores con quejas como “no me dejan jugar” y otras por el estilo. “Los mayores no le damos importancia a eso, les respondemos ‘pues dile que te deje’, pero para ellos es importante, lo viven de otra forma y es bueno que aprendan a resolverlo”.
El objetivo del programa es prevenir la violencia escolar y enseñar a los alumnos estrategias y habilidades para resolver conflictos de forma constructiva,  creando un buen clima socioafectivo en sus relaciones interpersonales. 
 

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