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Del grafiti al arte urbano

El mural reivindicativo del Casco Vello realizado hace unos días por Arrulique.
photo_camera El mural reivindicativo del Casco Vello realizado hace unos días por Arrulique.

En las calles viguesas conviven expresiones artísticas surgidas en el entorno de la cultura urbana del hip hop, con manifestaciones ideológicos y con encargos creativos que institucionalizan el “Street Art”

nnn La expresiones de arte urbano se han multiplicado en Vigo en los últimos años, incentivadas desde el Concello. Sin embargo, para algunos su institucionalización contribuye a desvirtuar su significado, bordeando la clandestinidad. Los manuales de arte diferencian tres conceptos: grafiti, surgido en los años 60 en los barrios estadounidenses; el postgrafiti, que nació en los 80 en Europa con la fusión del arte de la calle con el de la academia, y la intervención específica, por encargo.
“Desde que se puso de moda, el término arte urbano engloba todo lo que se hace en la calle, pero hay que diferencia al autor, su formación y su motivación”. Así, Powone (Antonio Barbará), uno de los artistas urbanos más conocidos de la ciudad, reivindica sus orígenes de barrio: “Todo comienza por los caligramas, son los grafitis originales, que nacen un medio de representación individual, sin mensajes políticos, ni de género, guiados por el ego de verse en cuanto más sitios mejor”. Según Powone, este movimiento en Vigo está bastante parado: “Los nombres más importantes como Nano se han ido de Vigo, ahora queda un grupo underground de chavales, preocupados por hacer el mejor tren y que se vea, intervienen fábricas abandonadas o estructuras en altura; al estar sancionado, buscan estilos rápidos”, siempre con aerosol. La clandestinidad continúa envolviendo a los grafiteros, de Vigo es uno de los artistas urbanos que viaja por el mundo dejando su firma, pero mantiene el total anonimato, nadie parece saber quien es. La convivencia con los artistas de academia y los encargos instituciones no siempre es fácil, tal y como pasó con el retrato de Carme Krukenberg, de Puhiger, que sufrió varias pintadas. “Es importante conocer el medio y contactar con los grupos de la zona, a veces un simple tú a tú evita esto”, indica Powone. 
Con la política municipal, el muralismo se ha hecho sitio en las calles viguesas. No solo contrata intervenciones el Concello, también instituciones y particulares. Una de los últimos encargos ha sido el que finalizó Davide, un artista de Sárdoma, en el  Conservatorio Superior de Música. También arte urbano son las intervenciones dotadas de un mensaje. La artista multidisciplinar Lupita Hard utiliza el espacio urbano para denunciar la violencia machista y reclamar la liberación de la mujer. Para ello echa mano de un icono, la vulva rosa, que genera respuestas a favor y en contra, motivando nuevas intervenciones. En el Casco Vello acoge otro ejemplo de mural comprometido, en este caso político, el que Arrulique pintó con el día 14 por la Rúada da Patria. 
En todos los casos la calle se convierte en vía de expresión.n

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