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El Cunqueiro, orgulloso de sus 75 residentes

Los residentes, con los tutores que les formaron en los últimos años, a las puertas del hospital.
photo_camera Los residentes, con los tutores que les formaron en los últimos años, a las puertas del hospital.

El internista Julio Montes explicó la relación entre salud y famosos

 El Cunqueiro despidió ayer a los 75 residentes que completaron su formación en los últimos años en la sanidad viguesa con un acto en el que participaron familiares, tutores y jefes de servicio. Son 61 facultativos y 14 enfermeras especialistas, a los que tocó vivir el traslado el Cunqueiro y a quienes el gerente, Félix Rubial, deseó suerte, dijo que debían sentirse orgullosos de la formación recibida en Vigo (“es vuestra casa”) y agradeció el esfuerzo de los profesionales que los han formado. Todos ellos recibieron la orla y un regalo institucional, y también se entregaron los premios de investigación “Rosa Díaz” a los mejores trabajos de los residentes a Mariña Gándara, Marinha Cortés, José Luis Thenier y Rafael Cobas. Dos de los residentes hicieron de portavoces de sus compañeros, uno aprovechó para pedir más presupuesto para Primaria y otro arrancó muchas risas del público al recordar expresiones de los pacientes como “ajonía” o “dolor zorro” y al rememorar como en estos años hicieron amigos y hasta parejas. La conferencia magistral recayó en el internista, Julio Montes, que lleva años combinando su trabajo de médico con la literatura y que reflexionó sobre como la salud de políticos y famosos influyen en sus decisiones (desde invadir la Bahía de Cochinos a un suicidio) y los efectos en la sociedad, como el día que Lady Di estrechó la mano de una persona con sida y cambió la percepción sobre esta enfermedad. 
El presidente de la Comisión de Docencia, Eduardo Murias, destacó  en primer lugar la dedicación, liderazgo y ejemplo de los tutores que  los forman sin cobrar nada. A los nuevos especialistas les dijo que el Chuvi se había beneficiado del impulso e ilusión de los residentes y que  su huella permanece. Añadió que su formación es sólida pero que deben formarse toda la vida, que su trabajo es curar, aliviar y cuidar al paciente aunque también deben saber asumir fracasos y que transmitan a su vez el conocimiento cuando les toque.
 

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