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El Cunqueiro conoció el paso por la UCI de un exvicerrector

Ángeles Vázquez y José Antonio Vilán, el exvicerrector que sufrió un atropello múltiple  en bicicleta.
photo_camera Ángeles Vázquez y José Antonio Vilán, el exvicerrector que sufrió un atropello múltiple en bicicleta.

Las IV Jornadas de Humanización dieron voz a pacientes que pasaron por este servicio

 El exvicerrector de la Universidad de Vigo, José Antonio Vilán, y su mujer, Ángeles Vázquez, tuvieron ayer un papel protagonista en las Jornadas de Humanización que se celebran en el Cunqueiro y en las que contaron su paso por la UCI del hospital. Vilán es un profesor muy querido de la Universidad de Vigo que sufrió, con otros compañeros, un atropello múltiple cuando iban en ruta ciclista por la carretera de A Gaurda en marzo de 2016. Ángeles contó cómo fueron las primeras horas del accidente (“mi hija mayor me llamó desde A Coruña para preguntarme si su padre había ido en bici porque había oído que había un accidente grave”). Tras varias llamadas a su marido y a un compañero contestó Marisa, una enfermera de Urgencias. Una vez allí, todos los familiares fueron conducidos a unas sala donde enfermeras, auxiliares y celadores les llevaron agua, bocadillos o la posibilidad de hacer una llamada. “Me sorprendió el trato”. Después de varias horas, subieron a su marido a la UCI y un médico, Santiago, le dio malas noticias al explicar que podía perder un brazo, los daños en la pierna, en el ojo y en varios órganos. “Yo sólo quería verlo, me dejaron y pensé que se habían confundido porque estaba irreconocible”. Lo llevaron al quirófano y volvió 5 horas después. El brazo se había salvado. A Santiago le tocaría explicar otros problemas que iban surgiendo. “Me hablaba de fallos, pero no los recuerdo. Me caían las lágrimas. Era duro para mí y también para él, yo lo notaba”. Explicó cómo enfermeras y auxiliares siempre le animaban con pequeños avances y que Lola (la jefa de la UCI) le dijo un día “está estupendo”. Todo esto le ayudó. Cuando su marido abrió los ojos la reconoció, aunque no se acordaba de nada más ni tampoco hablaba ni se movía. Pasaron a planta a una habitación individual, que agradecieron, y recibieron mucho cariño y comprensión de las enfermeras. El único problema era que cada vez venía un traumatólogo distinto y era difícil coger confianza. “Nuestro referente era el doctor Castaño que fue quien le operó”. Destacó también el apoyo de Ana Estévez y el trabajo de los fisioterapeutas, Carlos, Javi y Ricardo que ya es “amigo para siempre”. Estuvieron mes y medio en el Cunqueiro y mes y medio en Rehabilitación del Meixoeiro. Después pasaron tres meses en la Clínica Guttmann de Barcelona.“Fue un cambio brutal, fue como pasar de la casa de la abuela que te da mimos y te permite todo a un internado duro. Echábamos de menos el “a ver cariño, corazón, que guapo estás hoy”. Me gustaría que hubiese aquí una Guttmann, hay buenos profesionales y muy humanos”.
 

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