DEVOCIÓN EN VIGO

El Cristo volvió a mover multitudes

Decenas de miles de fieles acompañaron la imagen del Cristo de la Victoria en la procesión por el Casco Vello y el centro. En la imagen, la multitud en el recorrido por el Berbés.  // JV Landín
photo_camera Decenas de miles de fieles acompañaron la imagen del Cristo de la Victoria en la procesión por el Casco Vello y el centro. En la imagen, la multitud en el recorrido por el Berbés. // JV Landín

Decenas de miles de vigueses renuevan su fe en el Cristo de la Victoria y  le acompañan en la procesión más calurosa, celebrada a más de 32 grados. Los fieles hicieron el recorrido durante 16 horas

Vigo volvió a cumplir con el Cristo de la Victoria. Miles de vigueses plantaron cara al calor, los termómetros marcaban 32 grados al inicio de la procesión. Se echaron a la calle para acompañar a la imagen en su habitual procesión. Como cada año, los momentos de mayor intensidad se vivieron en la salida y en la despedida. La primera, un ejemplo de pericia de los diecinueve costaleros, 16 en el perímetro y tres bajo la carroza, que guiados por el cofrade carrero, Carlos Borrás, lograron una vez más atravesar la puerta de la Concatedral. Fueron recibidos con el redoble de campanas  y la interpretación del himno de España por la banda de música de la Brillat. Cientos de fieles lo esperaban en el atrio durante unos minutos que se hicieron interminables. 
Horas después, en Porta do Sol, la emoción también caracterizó el homenaje con el que se despidió al Cristo: piezas de baile gallego, ofrendas florales y sobre todo la entonación del himno, acompañaron la petición de protección, realizada por el obispo para las familias, los que sufren, pero también para el Papa Francisco, por los gobernantes y por los sacerdotes: “En este mundo que cambia sin cesar hay mucha esperanza que alumbrar; ahí tenemos que estar los devotos del Santísimos Cristo ayudando, como la madre que va a dar a luz, a que lo que está para nacer no se malogre y se consolide”. Destacó la actitud de los devotos, al “desafiar una tarde tan calurosa para acompañarte” y recordó que “la misión del creyente es implicarse a fondo y activamente en la realidad de nuestro mundo y abandonar de una vez tanta lamentación estéril y demagógica”. Finalizada la intervención del obispo, el Cristo regresó a la Concatedral, donde volverá a ser colocado sobre el altar mayor.

La Cofrade Mayor, Marora Martín-Caloto, junto a Victoria Besada, la pregonera de este año del Cristo.

La procesión


Atrás quedaron escenas que recogieron la mayor expresión de fe que vive Vigo a lo largo del año. Una comitiva que precedió y siguió al Cristo, distribuida en dos filas a ambos lados de la calle. Los monaguillos abrieron la marcha, tras los cuales pareció Luis Lara, anterior director del Puerto de Vigo, que con sus hijos, Elena y Luis, portaron el estandarte de la Cofradía. La carroza del Cristo avanzó lentamente, flaqueada por soldados de la Brillat, bajo una lluvia de pétalos por la Rúa Real. 


Tras la imagen, desfilaron los miembros eclesiásticos, con el obispo, Luis Quinteiro, a la cabeza, seguido por la directiva de la Cofradía, con Marora Martín-Caloto, Cofrade Mayor al frente, junto a Victoria Besada, pregonera del Cristo. A continuación, marchaban los representantes políticos como el alcalde, Abel Caballero, con el bastón de mando; Ana Laura Iglesias, llevando el estandarte municipal, al ser la integrante más joven de la Corporación municipal; los concejales socialistas (Ángel Rivas, Javier Pardo, María José Caride, Olga Alonso, Ángeles Marra), ediles populares (Elena Muñoz, Miguel Fidalgo, Teresa Egerique y Diego Gago); el delegado de Zona Franca, David Regades; el delegado de la Xunta de Galicia, Ignacio López-Chaves o Lucía Molares. Las fuerzas de Seguridad también estuvieron representados a través de la Comandancia Naval de Vigo o de la Guardia Civil. En O Berbés se sumaron los fieles que esperaban la llegada del Cristo y los policías locales motorizados con el traje de gala; en la Praza do Rato, antes de entrar Cánovas del Castillo, sonaron los salvas militares y se incorporaron los integrantes de la Orde dos Cabaleiros y la Cofradía del Jesús del Silencio. Finalmente, en A Laxe, las ofertantes de flores, con el trajes regional gallego y alguno andaluz, se unieron a la procesión.
Pese al sol y a las altas temperaturas, la comitiva completó el recorrido.

“Procesionamos juntos tres generaciones de la misma familia”

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La familia Riveiro Gargamala son de Vigo y eligieron hacer la procesión por la mañana por los niños y como precaución al calor: “Procesionamos tres generaciones de una misma familia, somos muy devotos al Cristo y venimos todos los años”. No le piden nada especial: “Que el año que viene no sea peor que el pasado”.

“Viajamos desde Madrid en estas fechas para poder venir al Cristo”

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 Josefina Ruibal tiene una gran fe en el Cristo de la Victoria, por eso desde 1990 viaja desde Madrid en estas fechas: “Nací en Vigo y estoy ofrecida; por problemas en la cadera no voy a hacer la procesión, pero solo venir a la misa solemne ya me da mucha fuerza y me emociona”. Siguió el oficio desde el atrio con José Navarro.

“La devoción por el Cristo nos vino a través de una amiga también de Ourense”

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La familia Ada son de Ourense y ayer se desplazaron a Vigo para venerar al Cristo de la Victoria: “La devoción nos vino a través de una amiga también de Ourense, a quien esta fe le da un gran alivio”. Desde hace años son asiduos a la cita religiosa, sin embargo nunca han hecho la procesión, se limitan a asistir a la misa solemne”.

“Hace dieciséis años una amiga ofreció a nuestra hija y venimos desde entonces”

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 Rita Martínez y José Fernández, son de A Guarda y cada año acuden a Vigo a la procesión del Cristo de la Victorio: “Hace dieciséis años una amiga ofreció a nuestra hija, que acaba de nacer con problemas, lo superó, pero venimos desde entonces”. Prefieren la mañana para poder regresar con tiempo a casa.

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