El informe, a nivel nacional, analiza casos graves de violencia machista no previsibles
Diego Pedrido fue condenado esta misma semana a veinte años de prisión por matar a golpes y asfixiar a la que fuera su pareja. El joven, de 33 años, era hasta y después de ese día, según dijo su propio abogado durante el juicio, un chico normal, “encantador” y actualmente un preso modelo. No se detectó ninguna señal que pudiera indicar que podría llegar a cometer un crimen tan brutal y carecía de cualquier tipo de denuncia por maltrato ni por parte de la víctima ni de otras relaciones anteriores.
Esta circunstancia es lo que ha hecho que este condenado haya sido incluido en un estudio a nivel nacional contra la violencia de género junto a otros casos escogidos con similares características.
El informe, del Observatorio contra la Violencia de Género, trata de averiguar analizando al condenado, su entorno y su ambiente si se pueden hallar coincidencias con otros perfiles para poder detectar comportamientos especialmente graves y prevenirlos.
El número de mujeres muertas a manos de sus parejas o ex parejas sin que antes se hubiera tenido constancia de un episodio de maltrato ha hecho activar las alarmas.
Tras un juicio celebrado en apenas dos días, un jurado popular encontró culpable de asesinato con alevosía y ensañamiento al acusado, que confesó los hechos ante la Policía, en el juzgado y en la propia vista celebrada en la Audiencia.
En su última palabra, pidió disculpas a la familia y aseguró estar muy arrepentido, mientras su defensa aseguró que el crimen fue un hecho puntual motivado por una dependencia emocional de la víctima y tras cometerlo, confesó y colaboró.
El caso ha sido no obstante uno de los más violentos registrados en la ciudad. La propia fiscal reconocía que en sus más de veinte años de profesión jamás había visto una brutalidad tal como la sufrida por la víctima, debido a la intensidad y reiteración de los golpes.
