VIGO

La Cruz seguirá en O Castro

PSOE y PP votando ayer de nuevo a favor de la permanencia de la Cruz del Castro, rechazando la moción presentada por el BNG.
photo_camera PSOE y PP votando ayer de nuevo a favor de la permanencia de la Cruz del Castro, rechazando la moción presentada por el BNG.

La Corporación, por abrumadora mayoría, renueva el pacto de 1981 que reconvirtió el sentido del monumento

Nueva votación en la Corporación y mismo resultado: una mayoría abrumadora (los votos de PP y PSOE) rechazaron ayer en el pleno la moción presentada por el grupo municipal del BNG en la que se instaba al alcalde a no presentar el recurso contra la sentencia del juez de Vigo que avalaba retirar la Cruz del Castro por su origen franquista, contrario a la Ley de Memoria Histórica. Los dos grupos mayoritarios apelaron al acuerdo plenario unánime de 1981 por el que se decidió mantener el monumento, despojándole de sus elementos más visiblemente relacionados con el anterior régimen, convirtiéndolo en símbolo de reconciliación. La nota anecdótica fue que la portavoz del BNG, Iolanda Veloso, puso un NO-DO con la conocida música de los documentales franquistas en el que se reflejaba la inauguración de la Cruz con Franco. En la sala, un pequeño grupo se empeñó en insultar a los corporativos tachándoles de “fachas” y reclamando a gritos el derribo de la Cruz. El PSOE, y en concreto el alcalde, insistieron en que ahora sólo es "una cruz", en tanto que el PP leyó el acta de 1981 en que entre otros figuraban históricos como Miguel Barros (en 1981 e el PSOE, hoy en Compromiso por Galicia), Alfonso Álvarez Gándara (entonces en Unidade Galega, hoy decano de los abogados), Teruca Conde-Pumpido (entonces en el BNG, hoy jueza), Carlos Núñez (del Partido Comunista) o los desaparecidos Agustín Arca y "Leri", entre otros, todos de acuerdo en dejar la Cruz del Castro donde estaba como símbolo de reconciliación, eliminando los añadidos franquistas. Caballero insistió en que ahora "sólo es una cruz", pero el BNG no se dio por vencido y una y otra vez pidió la retirada del "símbolo falangista". Carlos Font, del PSOE, recordó que Lois Castrillo tuvo cuatro años como alcalde para eliminar la cruz y que en Pontevedra su alcalde, del BNG, mantiene una cruz similar en la Alameda. Todo ello mientras un pequeño grupo del público no paraba de increpar a los concejales.
Tras el pleno, se confirmó la presentación del recurso contra el fallo del juez de lo Contencioso de Vigo, que avaló las tesis de la Asociación Memoria Histórica del 36. Los abogados del Concello han decidido seguir la doctrina legal ya sentenciada en la Audiencia de Cuenca en un caso similar, donde una cruz que formaba parte de un recordatorio franquista, quiso ser retirada por el ayuntamiento de Mota del Cuervo. Un recurso resultó vencedor en el tribunal: señaló que la cruz no es más que un símbolo cristiano y su existencia no supone enaltecer el franquismo. 

Caballero dice que fue a la cárcel y exiliado por la democracia

Abel Caballero se implicó a fondo en el debate y aseguró que su condición de demócrata no podía cuestionarse por su negativa a "desalojar" la Cruz del Castro. Así, aseguró que para evitar que suene la música del NO-DO -la que había puesto el BNG como irónico fondo musical- "yo fui a la cárcel, me exilié dos años y tuve que cruzar la frontera seca con Portugal para eludir el tribunal de orden público", declaración que llamó la atención por novedosa.
Con todo, en el PSOE hay ciertas discrepancias sobre la decisión. Así, el sector crítico que dirige Gonzalo Caballero se ha dirigido al secretario general, Pedro Sánchez, y al líder en Galicia, José Ramón Gómez Besteiro, por considerar la cruz un símbolo franquista.
Así, la Alternativa Socialista del PSdeG-PSOE de Vigo pidió que las ejecutivas nacional y regional "intervengan y den instrucciones" a los miembros del gobierno municipal de Vigo para que no se recurra y se cumpla de forma inmediata la sentencia del Juzgado de lo Contencioso Administrativo 2 de la ciudad. Los críticos consideran que "no toca ahora alargar el debate sobre la cuestión ni extender la confusión, sino cumplir inmediatamente la sentencia judicial y cerrar la polémica".
Abundan en que la decisión de recurrir la sentencia es "un grave error político y una incoherencia política que resulta difícil de entender a los votantes de izquierda".

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