Diez meses después del mayor incendio en Vigo y su entorno, el fuego del 15 de octubre, todavía algunos problemas siguen sin resolver, entre ellos la asfixia económica que padecen varias comunidades de montes de la ciudad.
En concreto, Matamña, Valadares, Coruxo y San Andrés de Comesaña tendrían problemas al no tener madera que talar, siendo la fuente principal de ingresos para sus respectivas entidades parroquiales. El suceso de octubre se cebó en especial en estas cuatro zonas de Vigo, donde buena parte de su superficie arbolada acabó consumida por la ola de fuego que devastó el sur de la provincia. Según sus cuentas, la incendencia superó las 600 hectáreas, de ellas la mayor parte en Coruxo y Valadares, que se llevaron la práctica totalidad de la superficie afectada, lo que ha resultado letal para sus economías. Los gastos se mantienen pero no hay apenas ingresos, al carecer de otras fuentes importantes para sus cuentas. En todas estas comunidades de montes hay mayoría de especies de alto valor para la explotación maderera, como eucalipto y pino, que crece con rapidez, aunque a cambio resulta peligroso en caso de incendio forestal, al funcionar como auténticas "bombas". Por ello se planteó desarrollar un anillo verde en torno a la ciudad desde Saiáns hasta Teis, con especies frondosas autóctonas, aunque dicho proyecto, que fue presentado por el alcalde tras una reunión con los comuneros, parece haberse ralentizado. n
