El calor superó las previsiones y hoy se espera incluso una temperatura más alta en el centro de la ciudad
Una estampa difícil de ver en otro lugar que no sean las Rías Baixas: ayer, en el mismo espacio, un termómetro calentado por el sol marcaba unos -inexistentes- 31 grados veraniegos mientras a su lado una clásica locomotora asaba castañas del otoño.
En realidad, la máxima se alcanzó en torno a las tres de la tarde y fueron 27,2 grados, que es más de lo que esperaban los servicios meteorológicos para una semana especial con un anticiclón que cubre la península. Hoy se podría elevar hasta los 28 grados, según las expectativas de Meteogalicia, con cielos despejados y con algunas nubes.
En las siguientes jornadas continuará la misma tónica, aunque el calor veraniego desaparecerá, con picos de 23 grados y noches más frías. Todo ello en un otoño que se prevé seco, como lo fue también el verano, el segundo con menos precipitaciones de todo el siglo, lo que ha llevado a que el embalse de Eiras esté a punto de bajar del 60 por ciento de ocupación.
La locomotora asando castañas y a su lado el termómetro "hirviendo".
Samil, ayer a las cinco de la tarde, con algunos bañistas pasando por la orilla aprovechando los 27 grados que marcaba el termómetro.