VIGO

El Casco Vello vive un "boom" de locales de restauración y terrazas

Una de las muchas terrazas de tapas y copas del Casco Vello, que se llenan sobre todo en los fines de semana.
photo_camera Una de las muchas terrazas de tapas y copas del Casco Vello, que se llenan sobre todo en los fines de semana.

Inmobiliarias y comerciantes constatan el interés por conseguir bajos para instalar negocios en el barrio

El consumo mejora aunque poco pero el Casco Vello en cambio sí ha notado el cambio y se ha convertido en una zona de moda para abrir terrazas y bares de tapas. Las inmobiliarias peinan la zona para ofertar espacios libres para la venta y el alquiler en el barrio histórico,  mientras la oferta sigue creciendo con bares especializados y tabernas. Quizá demasiados, cree la presidenta de los comerciantes y hosteleros, “porque una cosa son las tarde y noches del fin de semana, pero el resto de los días…”. ¿Entonces? ¿Hay o no hay un 'boom' de  la restauración en las calles  del Casco Vello? La respuesta es clara: sí. Se puede comprobar con un recorrido desde Gamboa hasta la Rúa Real, pasando por la plaza de la Constitución y la Colegiata donde  proliferan establecimientos de todo tipo, más de una veintena, la mayoría con clientela habitual y en aumento gracias a campañas  de promoción. Como la de tapas, que ha dado resultado. "La gente anda loca buscando locales para abrir bares, y los fines de semana hay gente pero luego estamos mucho tiempo vacío", señala Itos Domínguez, que mantiene que “no es oro todo lo que reluce” pero admite que la realidad está ahí.  
“El Casco Vello de alguna manera se puso algo de moda, ahora hay mucha gente sobre todo por las noches del viernes y cuando hace buen tiempo; el consumo no se ha disparado pero  ahora es cierto que la gente 'terracea' y eso es novedad”, explica. 
El motivo principal del éxito estaría no sólo en la situación de las viejas rúas sino sobre todo en que se trata de un barrio sin coches. Ahí estaría la clave y el modelo para "exportar" a otras partes de la ciudad. Domínguez reconoce que inicialmente había ciertas reticencias a la eliminación completa del tráfico pero ahora ya se ha consolidada la idea de que es la única fórmula para llenar de vida a un barrio que ha vuelto incluso a crecer en población. O al menos, ya no la pierde, como destaca el presidente de la asociación, José Manuel Veiga.  Para los comerciantes, las terrazas son el puntal del éxito de la restauración: "Al ser peatonal, la gente se siente cómoda y también en Calvario y Travesas se está muy a gusto, están funcionando las zonas que no tienen coche. Y eso que la gente les tenía miedo pero se ve que son mucho mejores". 
 Según los datos que manejan, la mayor demanda y con diferencia se da durante los fines de semana tanto de tarde como de noche, en especial los viernes, donde no resulta raro que las calles estén atestadas. "No es oro todo lo que reluce hay que aguantar, pagar impuestos, el alquiler de los locales. Hay demanda y también saturación", añade la presidenta de comerciantes y hosteleros del barrio. Y pese a ello, "no para de llamar la gente por si sabemos de bajos libres para montar  negocios. Pero hay momentos de vacío, mucho invierno que no hay nadie, no va a ser  todo el día igual", avisa. n

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