Periodista, autor de la novela"Al servicio del Rey Carlos"

"Carlos III es un personaje de grandes paradojas y el lector se va a sorprender"

Manu Orío, con un ejemplar de su primera novela editada y que describe el mundo de Carlos III.
photo_camera Manu Orío, con un ejemplar de su primera novela editada y que describe el mundo de Carlos III.

El periodista Manuel Orío -exdirector de Atlántico y columnista-  ya tiene en la calle su primera novela, “Al servicio del Rey Carlos” (editorial Elvira), ambientada en el último tercio del siglo XVIII.

La presentación  oficial será este miércoles 22, a las 19 horas, en el Museo Naval de Madrid, y cuenta con el patrocinio de la Marca España y la presencia de Carlos Espinosa de los Monteros y del periodista Rafa Fraguas. En Vigo será el día 30, a las 20 horas en Detrás do Marco, con música en directo de Boccherini. Orío es además de periodista, músico y dibujante -suyos son los que aparecen en el libro- y un especialista en el siglo XIX. Curiosamente su primera incursión literaria ha sido una centuria antes.  


¿Como nació la novela?  
Estaba escribiendo una novela sobre Prim en la que llevaba 300 folios y no llegaba a ninguna parte. Se me ocurrió una historia novelada sobre una época que es muy atractiva, el Siglo de las Luces y el reinado de Carlos III, un personaje singular, un rey que es completamente distinto de todos los de su tiempo, para bien y para mal.


¿Cuánto tiempo supuso la creación de la obra?
Tiene un largo trabajo de documentación. Desde que la primera semilla de esta historia y esta trama empezó a dar vueltas en el cerebro en un viaje de Vigo a Madrid hasta que se editó pasaron seis años largos y no me he sentado a escribirla hasta que estaba todo encajado y el argumento fijado capítulo por capítulo. Una vez documentado en como se hablaba, y se vestían en esa época, como viajaban, qué bebían y en qué se divertían, una vez trazadas todas las tramas que funcionan, escribí cada uno de los capítulos e iba dibujando los personajes. Y me senté y la tuve lista en un año.
¿Qué se va a encontrar el lector? 
Una trama histórica, rigurosa, bien documentada y con pocas licencias, y además lo que espero y deseo, una aventura muy atractiva desde el punto de vista de la acción y la vida de la España del siglo XVIII 


¿Cómo era esa España?  
Cuando Carlos III llegó a Madrid ya era un hombre maduro y lo cambió todo. Se decía que hizo más cambios que los que se habían obrado desde tiempos de los romanos. Fue un rey que sin grandes algaradas ni medidas extremas cambió el perfil del país. El sucesor fue un desastre y el nieto una catástrofe. 


¿Qué cree que sorprenderá a quien lea su novela? 
Va a encontrar en el relato histórico bien desarrollado y completo muchos detalles que van a sorprender entre ellas aquellas cosas que caracterizaban la propia personalidad del rey, que es un personaje que tiene tres grandes paradojas. Una, que se supone que es el mejor alcalde de Madrid, pero le tomó tanto miedo por el motín de Esquilache que pasaba en la capital no más de 35 días al año. Segundo, es el Rey ilustrado por excelencia, pero no leyó un libro ni le gustaba la música ni fue al teatro en su vida, y a Farinelli, Il Castrato, le dijo que los capones a la olla y lo mandó a casa. Y rey católico, fue el que expulsó a los Jesuitas y logró una bula para disolverlos.


¿Era una España decadente?
Era equilibrada, Fernando VI, su hermanastro, de quien hereda el reino le deja finanzas saneadas y lo que hace Carlos es desarrollar su experiencia como rey de Nápoles con un programa de gobierno sensato y equilibrado y en la línea de servir al ciudadano. Hace de España un país nuevo, con clubes económicos, y donde la limpieza de sangre ya no era imprescindible. Era un hombre muy ordenado y sensato, obsesionado por las ordenanzas. Todo tiene que estar reglado y con él nacen la lotería, el Banco de España y la bandera. Sanea Madrid y acaba con los cadáveres por las calles y donde se lanzaban orinales por las ventanas, con él eso se termina. Se pone cerco al bandidaje. Y comienza a desarrollarse la ciencia, la cultura, florecen las universidades y sociedades económicas y políticas.


¿Se parecen algo esa España y la de ahora? 
En nada. Es una España con profundos desequilibrios sociales. Hay una frase muy famosa del  rey, que dice que los pueblos son como los niños que lloran cuando les lavan, eso es el despotismo ilustrado.


¿Por qué a un periodista le da por escribir una novela? 
Todos los periodistas creo que aspiramos a terminar escribiendo una buena novela y eso me ha pillado maduro con una edad suficiente para escribir una obra de la que me siento satisfecho. Es divertida y entretenida: la he escrito con un calendario de 1775 delante de la nariz, dos planos de Madrid y París de aquellos años y una hoja de papel para saber qué años tienen los personajes. 


¿Es la primera o la última?
Tengo tres no resueltas en el cajón. Pero ha significado un gran esfuerzo y se queda uno muy vacío. En todo caso, sería de otro tiempo. Quizá de Prim, que era de Reus.

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