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Caride: 'Vigo tendrá un Plan General nuevo, no una revisión'

La maqueta del Vigo imaginado por Palacios, con los grandes edificios en el Castro.
photo_camera La maqueta del Vigo imaginado por Palacios, con los grandes edificios en el Castro.

El PGOM será válido hasta el 2038 y mantendrá las previsiones del suelo consolidado

Vigo tendrá un nuevo Plan de Urbanismo en un plazo estimado de cuatro años y no será sólo una simple revisión y actualización del PGOM de 2008, anulado por el Tribunal Supremo por un defecto de forma en una fase de su larga tramitación, sino un nuevo documento de ordenación de la ciudad. “Aunque se llama revisión, es un nuevo Plan General”, explicó de forma tajante a este diario la concejala de Urbanismo, María José Caride, tras la aprobación en la Gerencia municipal de Urbanismo del proceso de licitación de la redacción del documento por una cantidad en torno a 1,5 millones de euros a abonar en cuatro plazos. Lo que teoría llevaría la aprobación del nuevo documento hasta finales de 2021 o incluso más allá. Sobre este asunto, la responsable municipal de Urbanismo hizo algunas precisiones, sin garantizar cuándo podría estar aprobado el Plan.
“El plazo que marca el convenio con la Xunta es aprobarlo en 3,5 años a partir de la aprobación de la ordenación provisional. En cualquier caso, hay partes de tramitación que no dependen de nosotros, sino de otras administraciones, con lo que es difícil fijar una fecha exacta”, señaló.

SIN CAMBIOS
Por otra parte María José Caride mantuvo que aunque el Plan será nuevo en sus propósitos no va a cambiar en lo esencial sobre la definición realizada en el Plan de 2008. "No va a cambiar ni el suelo urbano consolidado -el que antiguamente se consolidada urbano- ni, básicamente, el no consolidado", que se corresponde con el resto de terrenos que no están expresamente protegidos.
Con respecto a su duración temporal, la concejala de Urbanismo se limitó a señalar que se va a fijar como validez lo que ya recoge la ley, un máximo de 16 años, por lo que tendría vigencia hasta 2038. La fecha se debe a su condición técnica de revisión del Plan de 2008, que ya señalaba 30 años de vigencia máxima de sus previsiones. La empresa redactora tendrá que plantear todos los informes sectoriales y someter la totalidad del documento a estudio ambiental estratégico, paso que se saltó en 2008 y provocó la nulidad. 

Cuatro planes urbanísticos para la ciudad que acabaron fracasando

 El Plan General de 2021 (o de 2022) será el quinto de la historia local si el proceso no se detiene. Los cuatro anteriores responden a momentos distintos de la historia de Vigo. Todos tuvieron un punto de partida marcado por la coyuntura de su momento.
Plan Palacios. Con la llegada de la República, el ayuntamiento de Vigo encarga al arquitecto Antonio Palacios un estudio para desarrollar una ciudad que comenzaba a estirarse a gran velocidad, ganando población de forma desordenada desde finales del siglo anterior.  Fruto de aquella idea fue el Plan de Reforma y Ampliación que según su ideólogo iba a tener como resultado crear en Vigo la “Barcelona del Atlántico”. La maqueta, lamentablemente desaparecida, es la de una urbe que recuerda a  Metrópolis, con avenidas enormes que discurren perpendiculares al mar hasta alcanzar la cima del Castro, con dos edificios, el Palacio Municipal y el Palacio Regional, y dos grandes bulevares costeros, uno hacia Samil y otro por el interior. Contemplaba la demolición del casco antiguo en su totalidad. Fue aprobado en 1934 y entró en vigor, pero nunca se aplicó. El ayuntamiento del franquismo decidió anularlo, en febrero de 1937. Tenía enorme rechazo entre las élites,pero también en otros sectores. Palacios diría después que Vigo quedaría condenado a ser una gran aldea, nunca una gran ciudad. La Vía Atlántica corría paralela al mar -sería la actual Avenida Atlántida, cuyo nombre se confundió al anotarse- y la Vía Cornisa, que más tarde se convertiría en la Gran Vía, se planteaba en dos tramos, desde Urzaiz hasta las playas. En Samil, Palacios contemplaba una ciudad-jardín para que Vigo pudiera crecer hasta los 400.000 habitantes. El rechazo  llegó desde los propios arquitectos, entre ellos dos con impacto sobre la ciudad, Jenaro de la Fuente hijo y Manuel Gómez Román, que elaboraron un informe demoledor donde consideraban que era inasumible por su falta de viabilidad económica y que lejos de favorecer el incremento de la población y producir beneficios constituía una amenaza.

El Plan del tardofranquismo. La ciudad crecía sin orden y con escaso propósito, salvo en algunos aspecto copiados de Palacios, que entretanto y pese a su gran enfado había construido algunos edificios reseñables, como el primero de los pabellones del monasterio de las Salesas Reales, en Teis. Una de sus ideas fue la Gran Vía, una circunvalación que se construyó durante los primeros años del franquismo y que inauguró el propio dictador. El alcalde Portanet -controvertido y populista- quiso aprobar un Plan de Urbanismo pero fue incapaz y se vio envuelto en problemas legales -como su interés por desarrollar el margen izquierdo de Gran Vía- que le llevaron a su cese. Antonio Ramilo le sucedió y aprobó el primer Plan General, que trataba de ordenar algo el crecimiento pero que respondía a un momento de crisis, de donde salió un modelo de ciudad poco ambicioso.

Plan de la Democracia. En 1987 y 1989 el alcalde Soto intentó aprobar un Plan General propio de la democracia y con ideas innovadoras para una ciudad, pero chocó con la negativa del Gobierno gallego a avalar algunas de sus propuestas. De aquella paralización surgió el Plan de 1993, que acaba de ser recuperado y está en vigor. El Plan era una revisión que acabó llegando más lejos. No obstante, sucesivas sentencias acabaron liquidando sus directrices principales por un exceso de arbitrariedad a la hora de autorizar o negar actuaciones.

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