VIGO

Las familias de San Francisco no se irán a Mos y se sienten marginadas

Concejales y diputados autonómicos de PSOE y BNG se sumaron a la protesta de San Francisco ayer en Praza do Rei.
photo_camera Concejales y diputados autonómicos de PSOE y BNG se sumaron a la protesta de San Francisco ayer en Praza do Rei.

Cientos de personas protagonizaron ayer una cadena humana  y el lunes comparecerán en el pleno municipal

nnn  “Estamos defendiendo los derechos de nuestros hijos. Si se los llevan de San Francisco, que es como su segunda casa, a un centro de Mos les están arrancando su vida. Lo que pedimos es justo, que sepa la conselleira que de aquí no nos moverán”. Esto decía ayer María Teresa, una madre del centro de terapia ocupacional para discapacitados intelectuales de San Francisco, que reclama como la mayoría de las familias que sus hijos puedan continuar en este centro y que se busque una solución al concurso de la Consellería de Traballo que les obligaría a trasladarse a una residencia de la tercera edad de Mos, aunque por ahora el proceso está paralizado. Familiares, trabajadores, voluntarios y usuarios de San Francisco formaron ayer una cadena humana desde la calle Cangas hasta el Concello de Vigo, acompañados por vecinos de la ciudad, sindicalistas, políticos de PSOE y BNG y representantes de colectivos de discapacitados de toda Galicia. Todos ellos, tras una pancarta en la que se leía “as persoas con discapacidade intelectual non queren desaparecer”, escucharon el discurso de Elena, una usuaria que lleva 30 años en San Francisco.

 “No nos queremos ir”
Elena dijo que se siente en San Francisco como en su casa y que los discapacitados, como ella, tienen derecho a opinar sobre su vida, aunque mucha gente no lo sabe. Explicó que en San Francisco son como una familia, que muchos  llegan solos en bus y que se saben el camino, que les gustan las actividades que realizan, que salen a dar paseos por la zona, a las cafeterías, a centros comerciales y a la playa, que quieren seguir con su Belén viviente y que si se van a Mos no podrán hacer esas cosas.
Le siguió el presidente de San Francisco, Eladio Fernández, quien agradeció todos los apoyos recibidos y trasladó la preocupación de las familias que quieren un proyecto de vida estable y la felicidad de sus hijos. “Nunca nos sentimos tan incomprendidos y marginados como con la actual conselleira”. El presidente aclaró que desde 2009 la asociación gastó más de 800.000 euros en adaptar sus instalaciones (sin ayuda de la Xunta, pero sí de la Once, la Diputación, la Barrié y muchas otras entidades), que tienen el permiso (PIA) provisional, el mismo que sí le sirvió a la Consellería para llevar a cabo contratos negociados con otras asociaciones menos con San Francisco. “Y ahora que tenemos todo eso la conselleira y la secretaria xeral nos quieren desahuciar de nuestra casa. Tratan a nuestros hijos como mera mercancía, pero son personas, no carreteras, con su dignidad y sus derechos y obligaciones. No vamos a bajar la guardia ni dejaremos que esto se olvide, vamos a luchar por nuestros hijos”. 

rodearán el parlamento
El alcalde de la ciudad, Abel Caballero, aseguró que “la ciudad no va a parar mientras no se resuelva el problema de San Francisco, para que sigan con su trabajo como hace medio siglo” (la asociación fue creada por un grupo de padres de niños discapacitados en 1967 que recibieron el apoyo de los Hermanos Capuchinos). 
Caballero les transmitió ayer el apoyo de la ciudad y dijo que los usuarios salen por la zona y están integrados en la vida de la ciudad porque “todos somos iguales y todos tenemos los mismos derechos”, una afirmación que arrancó bastantes aplausos. 
Por otro lado, les anunció públicamente que están invitados a participar en el pleno del próximo lunes y que si en diez días no se soluciona el problema que convocará un pleno extraordinario para hablar de San Francisco.
La próxima protesta será el 29 de octubre cuando rodearán el Parlamento de Galicia, aprovechando la comparecencia de la conselleira, Beatriz Mato, para responder a varias iniciativas de la oposición sobre este asunto.
En la cadena humana predominaba el malestar, la tristeza, la indignación y la idea de que lo sucedido “es una sinrazón”. También se notaba en las pancartas: “Somos persoas, non mercancía”, “manos arriba, esto es un atraco”, “nós non somos anciáns”, “Mato e Feijóo, os dous para Mos”.  Muchas familias reconocen haber llorado por esta situación, que resulta difícil de explicar a sus hijos (“están intranquilos y asustados”), y aseguran que les quita el sueño. n

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