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El “boom” de la barbería deja a Vigo sin profesionales libres

Alberto Domínguez, barbero profesional en la Barbería Minguela que reabrió en 2008.
photo_camera Alberto Domínguez, barbero profesional en la Barbería Minguela que reabrió en 2008.

Los empresarios tienen problemas para contratar barberos que atiendan a los clientes

n n n  La barbería era una profesión casi caída en el olvido hasta que hace poco más de un lustro la moda resucitó el vello facial en medio mundo al calor del fenómeno "hypster". En ese escenario Vigo multiplicó el número de barberías y también creció sustancialmente el número de clientes. Y al juntarse ambos factores, los empresarios del sector ya no encuentran profesionales cualificados y con experiencia para contratar en sus establecimientos para atender a sus clientes.
Marcos Atrio, presidente de la asociación provincial de peluquerías, señala que "el público ha retornado a las barberías" y que la escasez de barberos profesionales ocasiona "que haya gente con experiencia y otra con poco tiempo o un curso de barbería trabajando".
Todo esto ha llevado a que desde la asociación se organicen cursos de formación "pero aprender a hacer un buen afeitado no es fácil, hay que mamarlo muchas veces", incide Atrio, que ve la necesidad de recuperar la figura del aprendiz para garantizar la calidad.
Desde el sector señalan que hay casos de peluqueros o peluqueras reconvertidas que han hecho un curso para poder ofrecer estos servicios. Esta situación ocasiona que hay locales que no ofrezcan la misma calidad que otros lo que creen afecta a la credibilidad de las barberías viguesas en su conjunto.
Marcos Atrio añade que también hay casos "de gente que trabaja cinco meses en una barbería, se va, y monta la suya propia haciendo competencia".
Para aquellas personas interesadas en acceder al mundo de la barbería, Atrio recomienda "que estudien los módulos de FP disponibles y los cursos, aunque para ser barbero hay mucho aprendizaje, repetir mucho, y si no es algo que te apasiona mejor no hacerlo".
Pero el "boom" de las barberías ha traído otro problema, señala Marcos Atrio: la competencia desleal.
"Hay jóvenes que creen que son barberos por llevar un tatuaje en el brazo de una navaja y una tijera, abren un local y tiran los precios: Eso es repartir la miseria", critica Marcos Atrio. El peluquero pone de ejemplo a Francia, donde hay normas estrictas sobre quién puede abrir una peluquería y dónde. "En España cualquier persona puede abrir un local" y cita un caso "de una franquicia gallega de barberos que en Vigo abrió el local un exempleado de banca".
Por ello llevará a la próxima asamblea general una propuesta para pedir que se legisle sobre las peluquerías y barberías "exigiendo tener un mínimo de formación y experiencia para poder abrir tu propio local".
Atrio considera que los peluqueros y barberos deberían ser los primeros en tomar las riendas "valorando nuestro trabajo y poniendo unos precios mínimos, no puede ser que en un sitio por un trabajo de 40 minutos cobren 18 euros y en otro 6", señala. Desde el sector señalan que hay países como Holanda en los que la barbería se considera un trabajo artesano, y que se paga como tal, algo que en España no es así.n

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