El hombre fallecido preparó con todo detalle la explosión de Chapela

La Policía Científica buscó huellas y restos en el interior de la casa para determinar cómo se produjeron todos los hechos.
photo_camera La Policía Científica buscó huellas y restos en el interior de la casa para determinar cómo se produjeron todos los hechos.

Los bomberos encontraron los cuerpos de la pareja quemados y muy juntos en el pasillo y frente al dormitorio  

 La muerte de María José Mateo (51 años) podría ser el segundo caso de violencia de género según apuntan desde la Delegación del Gobierno en Galicia. En un comunicado en el que expresa su "más enérgica repulsa" hacia la violencia, "especialmente la que se ejerce sobre las mujeres", inciden en que, según las primeras investigaciones, Emilio Fernández Castro (47 años) lo tenía "todo preparado" para ocasionar la explosión. El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia confirmó que no había denuncias previas por malos tratos. 
En el interior de la casa situada en el tercer piso de una vivienda del Camino de Pousadouro, en Chapela, se encontraron dos bombonas de butano con el capuchón retirado y las gomas cortadas y una botella homologada de gasolina que podría haber sido utilizado como acelerante para provocar la explosión y posterior incendio. Ayer, agentes de la Policía Científica buscaban pruebas en las grabaciones de las cámaras de vigilancia de que el hombre había comprado una garrafa de gasolina en una de las estaciones de servicio de Teis y Travesía de Vigo. También el interior de la vivienda fue revisado por parte de los investigadores ante la atenta mirada de los vecinos de la fallecida que según comentaban aún "no hemos  logrado recuperarnos del impacto". 
Las declaraciones de la actual pareja permitieron saber a la Policía que Emilio había dicho recientemente al hijo mayor de Sesé -de su primer matrimonio- que "porque tenemos un hijo en común, porque si no le ponía una bomba y reventaba con todo". Una de las vecinas de la fallecida también aseguró que en los últimos tiempos "las cosas estaban muy revueltas" entre ellos. Además, todos encontraron muy extraño que él dejase el coche y estacionado junto al pilón, lejos del portón de entrada de la vivienda, donde según aseguraban ayer dejaba siempre el vehículo cuando iba. La última vez en que estuvo en la vivienda antes de la explosión fue a las 17 horas de la tarde del lunes, cuando fue a recoger al hijo de ambos para llevarlo al gimnasio. Después lo dejó en casa de sus padres, en la parroquia de Cabeiro.
Los primeros en llegar al lugar de la explosión fueron los integrantes de la primera salida de los bomberos del parque de Teis. La alarma entraba sobre las 20.30 horas y llegaron a la vivienda en pocos minutos. Lograr llegar hasta la casa fue el primer escollo contra el que tuvieron que luchar, ya que el camino era muy estrecho para maniobrar con el camión.
Una vez en el lugar fueron informados de que podían estar dos personas dentro, por lo que el jefe del equipo ni siquiera esperó a ponerse el equipo autónomo de respiración y entró en la cocina por las escaleras interiores que daban acceso al piso de la fallecida. Desde allí entró en el pasillo al que daban las habitaciones, donde encontró los dos cuerpos, carbonizados y muy juntos, frente a la puerta del dormitorio, la estancia más afectada por la explosión. 
La acumulación de gas originó una violenta deflagración que provocó a su vez una gran bola de fuego que debió alcanzar tanto a María José como a su expareja, que se encontraban con las prendas calcinadas y pegadas al cuerpo, habiendo desaparecido en  algunos sitios por efectos del fuego y las altas temperaturas. 
En el interior encontraron las dos bombonas de butano, junto a las que había un cuchillo con el que posiblemente se cortaron las gomas, en las que ayer la Científica buscaba huellas para determinar cómo se había producido. También se localizó la garrafa homologada de gasolina que se encontraba en el suelo de la sala, donde se había derramado algún combustible, aunque según los primeros indicios como consecuencia de haber sido movida de un sitio a otro. No llegó a explotar. También se encontraron varios botes de aerosol. 
La deflagración fue "muy importante", desplazando una pared de 28 centímetros entre ladrillo, cámara de aire y cemento, cuyo derrumbe tuvo provocó  que las fuerzas recayeran sobre el muro de carga, dejando a la placa sin protección, por lo que los bomberos tuvieron que apuntalar esta zona de la vivienda para evitar que afectara al resto de la edificación. n

Te puede interesar