VIGO

Asaltan armados a un rumano okupa que vive de la chatarra

Tarzán, en el conocido chalet de la avenida Atlántida que ocupa y que es su base de recogida de chatarra.
photo_camera Tarzán, en el conocido chalet de la avenida Atlántida que ocupa y que es su base de recogida de chatarra.

El agredido y su familia están desde hace dos años en un chalet de lujo de Alcabre

 "Tengo miedo de que ahora me cojan por detrás cuando estoy recogiendo chatarra y me claven un cuchillo", aseguraba ayer Tarzán (así se llama realmente), un joven rumano a quien unos desconocidos atacaron en la noche del viernes mientras estaba celebrando el cumpleaños de una prima en el palacete de Alcabre que ocupan desde hace dos años. Los autores del ataque, unos cuatro según declaró a la Policía, llegaron en un coche oscuro que dejaron aparcado en segunda fila y llamaron a la puerta. Tarzán abrió el portalón de la finca, en la avenida Atlántida 109, y no vio a nadie pero cuando iba a cerrar los desconocidos empujaron con violencia el portal. "Yo intenté cerrar, pero dieron una patada y rompieron el cierre", comenta. 
En  medio de la oscuridad -en el jardín no hay luz- Tarzán intentó defenderse de un hombre de unos 50 años que le llamaba por su nombre y que intentó atacarle con un cuchillo con el que le alcanzó en la frente, donde todavía se puede ver la señal del golpe. Mientras él se defendía usando un trinchante que llevaba en la mano -estaba preparando el asado de la cena- gritó pidiendo ayuda, por lo que en pocos segundos acudieron los familiares que se encontraban celebrando el cumpleaños. En medio de la trifulca algunos vecinos se acercaron a la entrada de la casa, por lo que un testigo manifestó después a los agentes que además del cuchillo también portaban una pistola.  
Tarzán asegura no conocer a sus atacantes, aunque ahora sabe que se trata de "gente que vive en Coia y que dicen que son muy peligrosos". El motivo de que le estuvieran buscando "lo desconozco", aunque un testigo dijo haberles escuchado que le acusaban de haberse quedado con una partida de cobre valorada en 5.000 euros. Por su parte, el joven rumano manifiesta que él y su familia "vivimos de lo que recogemos en la basura", y enseña las manos para corroborar su actividad, por lo que no entiende el motivo del ataque. Lo que sí tiene claro es que a partir de ahora "no duermo tranquilo. Tengo un hijo de cuatro meses y trabajo de noche, rebuscando en los contenedores", explica junto a unas bombonas y  hierros retorcidos que después vende como chatarra. En la casa, un chalé de la época dorada del naval y las conserveras viguesas y que terminó en la bolsa inmobiliaria de un banco, vive desde hace dos años después de ocuparlo junto con otra persona, hoy en la cárcel. n

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