COMERCIOS SINGULARES

Arjeriz, precursor de lo “gourmet”

Es una de las tiendas más antiguas de Vigo. A punto de cumplir el siglo, Arjeriz ha conseguido resistir gracias a su especialización en vinos, licores y productos de calidad antes de que se hablase del concepto 'gourmet'.

Vigo vivía hacia 1920 una época de intenso desarrollo gracias a la industria conservera que había despegado con la Primera Guerra Mundial, animada por la demanda de víveres para los soldados que combatían en el frente europeo. La urbe contaba con algo más de 53.000 almas y en ella la actividad comercial era frenética. Fue en ese año cuando abría sus puertas en la calle Carral la tienda 'La buena medida', adquirida después por los hermanos Rodríguez López —futuros fundadores de la marca de lácteos Larsa— para la venta y distribución de quesos y mantequillas de la Granja Arjeriz, de Chantada (Lugo), de la que el establecimiento tomaría su nombre definitivo.
Hoy, los propietarios de ambos negocios han cambiado, pero la marca Arjeriz continúa arraigada en Vigo gracias a esta tienda casi centenaria conocida fuera de la ciudad como una de las vinotecas más importantes de España por la calidad y referencia de los vinos y licores que vende. Y es que, precisamente, su especialización en estos productos es lo que le ha permitido mantenerse todos estos años y convertirse en la decana del comercio tradicional, sobreviviendo en un contexto de crisis económica que ha abocado al cierre a numerosos establecimientos.
Se habla del Vigo que se perdió, de su arquitectura destruida a golpe de piqueta. Pero también hay otro Vigo perdido: el de sus comercios, el de nombres como 'Los Chicos', 'La Merceditas', 'El Pilar'... que sucumbieron por los nuevos hábitos de consumo y la llegada de los centros comerciales. Por eso, entrar en Arjeriz es recuperar parte de la historia de la ciudad, que se pasea orgullosa por sus estanterías de antigua tienda de ultramarinos, conservando el sabor de los colmados donde antaño se vendían los productos de ultramar, las hojas de bacalao y las frutas y especias que daban aroma a aquellos locales. Tiendas a donde incluso acudían gentes de Cangas y Moaña con sus cartillas de racionamiento.
“Yo me acuerdo aún de los medidores que se usaban para el aceite y de venderlo a granel”, comenta Juan Antono Marcote, antiguo empleado y hoy propietario de Arjeriz.
“Aunque la edad legal para trabajar eran los 14 años, yo empecé a los 11. Eran otros tiempos”, recuerda. En Arjeriz comenzó en 1967, tras finalizar el servicio militar.  “Éramos hasta nueve empleados. Teníamos una furgoneta de motocarro para repartir la leche por todo Vigo, que venía del almacén de Balaídos, donde se pasteurizaba. En aquella época vivían familias muy importantes en el barrio de la Praza de Compostela, y todas tenían muchos hijos”, añade.
Marcote se dio cuenta enseguida de que el futuro de este tipo de establecimientos tenía los días contados. Así, en el año 1985 comenzó la transformación, enfocándose hacia la especialización en vinos y licores. “Decidimos desligarnos de la tienda de ultramarinos clásica y aprovechar, por nuestra ubicación en la calle Carral, la llegada de turistas y marineros a Vigo a bordo de los barcos y trasatlánticos”, explica Juan Antonio Marcote. Esta decisión les ha permitido mantenerse —“para ello tenemos también menos márgenes de beneficio y se gana menos”, aclara— como una isla en un barrio que brilló en el siglo pasado como centro comercial y hoy está en declive. “Yo dejo las luces encendidas por la noche porque ver Carral a oscuras me produce mucha tristeza”, confiesa el dueño de Arjeriz. 

Te puede interesar