VIGO

AFAN repartió 500 bolsas de comida entre los necesitados

AFAN trabaja los 365 días del año, pero una o dos veces al mes realiza un reparto masivo.
photo_camera AFAN trabaja los 365 días del año, pero una o dos veces al mes realiza un reparto masivo.

El perfil de los usuarios se modificó con la crisis. Son personas sin trabajo y con prestaciones que no llegan ni para el piso

nnn “Mi hija tiene 9 años y se da cuenta de que no tenemos para comer. Yo soy fontanera (49 años) y mi marido conductor de camiones y grúas (46 años), pero desde hace 6 años no encontramos trabajo y no es porque no lo busquemos, no paramos, vamos a las empresas a echar currículums, pero no hay nada”. Esto contaba ayer una de las personas que estaban ayer a la cola en la asociación de ayuda a los necesitados AFAN, que repartió 500 bolsas de comida a personas con escasos recursos de la ciudad. “Si no fuera por el trabajo de asociaciones como ésta mucha gente no tendrían para comer, es una gente entrañable, están pendientes de todo el mundo. La Administración debería robar menos e incentivar más los puestos de trabajo”, dice esta viguesa, que cobra 426 euros al mes, con los que se supone que tiene que pagar el piso, la luz, el agua y la comida. “A mí y a mi madre no nos saques”, pide una señora. La pobreza se esconde del que dirán. Hay mucha tristeza, caras de sufrimiento y silencio en esta cola, aunque esta vez el paquete trae más cosas por ser Navidad, como turrones, un kilo de langostinos, polvorones y pollo, que se añaden a los productos más básicos.
“Yo tengo 28 años. Trabajé de dependienta, en limpieza y como camarera hasta hace dos años, al tener hijos no te coge nadie porque hay tanta gente en paro que prefieren a otro sin cargas familiares”, explica una chica. Acompaña a otra mujer de 38 años, también con dos hijos, de 10 y 2 años, que trabajaba de asistenta pero se quedó sin trabajo porque “ahora obligan a hacer un seguro y entonces prefieren contratar mediante una empresa de limpieza”. Cobra 426 euros con los que paga un alquiler de 310 euros y alguna factura, pero el presupuesto no da para más.
Hay historias muy duras a las puertas de AFAN. La presidenta de la entidad, Tensi González, va llamando por número, uno a uno, y los voluntarios ayudan en el reparto, como Ángel que tiene tiempo porque también está en paro desde hace seis meses. “Que entre el 84. Si alguien necesita potitos o leche para niños que me lo diga”, dice Tensi en voz alta. Tienen entre 600 y 700 usuarios y los conocen bien a todos porque les abren una ficha y les hacen un seguimiento. “Me pueden meter un gol alguna vez, pero es raro que pase”.
Al reparto de ayer acudieron dos representantes de la obra social de La Caixa, que aportó 20.000 euros este año y que se dedicó a las entregas realizadas a partir de octubre. Andrés Rodríguez trabaja en la oficina de La Caixa en Valladares, donde tiene Tensi las cuentas. “Al poco de llegar a la oficina me pidió que viniésemos a la asociación y ya alucinamos con su trabajo, es impresionante. Vive para esto”.
AFAN no se limita al reparto de alimentos una y hasta dos veces al mes. Atiende otras necesidades de las familias que llegan a una situación límite y que no pueden  pagar el recibo de la luz o el  alquiler, o incluso comprar medicamentos o jabón para lavar la ropa y ducharse. “En una casa hay muchas necesidades que atender”, subraya.
La entidad lleva más de 30 años en Vigo y el perfil de los usuarios cambió. Si hace años iban solo 50 familias, algunas de ellas gitanas, o personas con adicciones, ahora van personas normales que han perdido su trabajo y su empresa, con hijos en el colegio o en la Universidad y enormes dificultades, incluso para pagar el autobús. La entidad recibe ayudas del Concello, la Diputación y está pendiente de la de la Xunta, y en ocasiones Tensi tuvo que adelantar dinero pidiendo un préstamo porque una parte de estas ayudas no se la dan hasta que  presenta las facturas”.

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