Rubén Valle, el favorito del reality, finalizó en segundo puesto
nnn Su cara era poema después de escuchar el nombre de Hugo como ganador de la última edición de “Gran Hermano Revolution”. El vigués Rubén Valle, que fue portada del suplemento Vida de este periódico, tenía todo a su favor para alzarse con la victoria del reality más popular de la televisión, pero quedó finalista. No sólo era considerado el “guaperas” del programa, sino que además es un chico listo, Técnico superior en automatismos y robótica para más señas y hasta el final el preferido por el público.
Sus opciones eran tan claras que el joven vigués no pudo ocultar su cara de decepción en la final, un rostro que fue destacado en todas las crónicas de televisión sobre el concurso.
El propio Jorge Javier Vázquez reconocía que Rubén tendría que haber ganado pero al parecer la trama urdida contra el ganador, una venganza, llevó directamente a Hugo a la victoria, convertido en una víctima, todo empatía con el público soberano.
Cuenta el colaborador de Telecinco Kiko Hernández en su blog que los concursantes celebraron el final del programa hasta altas horas de la madrugada en una conocida discoteca madrileña, pero que Rubén estaba serio y que acabó a las seis de la mañana sentado en una acera junto a un contenedor con Alyson Eckmann y mirando a su móvil.
Antes de esa escena tuvo que pasar por el peor trago del concurso después de haber quedado como subcampeón, someterse a una entrevista en la que sale a la luz todo lo que uno prefiere esconder. Sus amores en la casa, un efímero con la americana y otro con Miriam, de la que negó estar enamorado centraron parte del cuestionario, en el que también salió a relucir Hugo, el ganador y lo ocurrido para que el público decidiera finalmente entregarle a éste el maletín con los 300.000 euros.
Pese a no alzarse con la victoria, Rubén Valle fue ayer recibido en su ciudad como un auténtico campeón. El joven llegó a Vigo sobre las diez de la noche después de haber permanecido aislado en la casa de Guadalix. Lo que no se esperaba es que al llegar a su parroquia, en Valladares, sus vecinos, amigos, familiares y allegados le tenían preparada una fiesta sorpresa en la Asociación de Vecinos de Freixo, donde disfrutó de los suyos y de su auténtico premio. No logró el maletín, pero sí el cariño de todos, en Vigo y más allá.n
