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Mi papá es amo de casa, ¿y el tuyo?

Mi papá es amo de casa, ¿y el tuyo?
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Se levantan, preparan el desayuno a su familia, llevan a los niños al colegio, van a la compra, hacen las tareas domésticas, preparan la comida y se ocupan del hogar casi las 24 horas del día; no, no son las amas de casa. Son los amos de casa, la versión masculina de un papel históricamente ostentado por mujeres.

Pepe, José Manuel y Luis forman parte de los 445.000 hombres que, según la Encuesta de Población Activa (EPA), se dedican a las tareas del hogar, una labor de la que se sienten muy orgullosos y sobre la que charlan con Efe, con motivo del Día del Padre.

"Me pillas haciendo la comida, voy un poco retrasado", admite Pepe, apresurado, pues su hija y su mujer están a punto de llegar del trabajo y él se encarga de las tareas de casa.

Sus mañanas "vuelan" en lo que da el desayuno y las pastillas a su madre, hace la compra y la comida.

Para Pepe, todas las personas son "de carne y hueso", así que hacer las camas o pasar la mopa no es propio de hombres o de mujeres.

"No hay que ayudar en casa, hay que trabajar", sentencia.

Tras prejubilarse y estudiar Psicología, José Manuel intercala su trabajo unos días a la semana en un gabinete con sus funciones como amo de casa.

Este padre de familia se levanta pronto, con su mujer, desayuna y, antes de nada, saca a los perros a pasear, tras lo cual hace la compra. "Y, según mi hija, soy el encargado oficial de sacar la basura", sonríe.

Pasó de un trabajo de directivo, "viajando mucho", a estar casi todo el tiempo en casa. Gracias a ello, iba a buscar a sus hijas al colegio y las ayudaba con los deberes.

"Todos están muy bien y muy contentos con mi labor como amo de casa", admite, orgulloso, antes de destacar que, aunque nunca se imaginó que lo acabaría siendo, está "encantado", a pesar de lo "duras" que son las tareas del hogar.

En cambio, Luis rechaza la expresión "amo de casa", ya que, según él, no obedece a la realidad, pues el peso sigue siendo de su mujer.

Antes, se levantaba a las 7.00 horas, a las 8.00 estaba en el trabajo y no volvía a casa hasta las 22.00 horas.

Ahora, sigue despertándose pronto, pero, al estar jubilado, se ocupa de las labores de casa, controla si sus hijos estudian, hace la compra cada día, cocina, lee las etiquetas de todos los productos, hace los recados y prepara el desayuno a su hija.

Además, como "amo de casa", ha aprendido a "estrujar" cada euro y se ha convertido en un manitas que arregla todo lo que se estropea en casa.

En paralelo, las asociaciones por la igualdad de género abogan por que el trabajo remunerado y no remunerado se reparta en la pareja.

Para Mariano Nieto, de Stopmachismo, ser amo de casa es "muy respetable" y una labor "imprescindible", aunque siempre coloca a una persona en una situación de dependencia, advierte.

Asimismo, el representante de la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género, Antonio Sánchez, añade que hay una presión social "muy fuerte" sobre aquellos que se dedican a las tareas del hogar, hasta que punto que algunos les apodan, despectivamente, "calzonazos" o "afeminados".

Una labor, la del amo de casa, que incluso pasa de padres a hijos, como le ha ocurrido a José Manuel. Su hijo Gonzalo, ya independizado, se ocupa de las tareas del hogar, sobre todo de cocinar y fregar, algo impensable para los hombres hace décadas.

"¡Pero yo no voy con delantal, eh!", bromea Gonzalo, para acto seguido reconocer que sí.

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