Una muestra de la viguesa Amaya Fernández hace un repaso histórico por las prendas de las mujeres ante el altar
Amaya Fernández reconoce que entre todos los trajes se queda con uno, el de su madre, de 1972. Y no sólo por razones sentimentales, que también, sino porque "es un fiel reflejo de la moda del momento, con mangas de farol, escueto y sencillo". Es uno de los 25 que se exponen hasta el 6 de octubre en el Balneario de Mondariz por la diseñadora viguesa bajo el título "De Blanco, moda del siglo XX a través de los vestidos de novia". Hace un repaso de todas las épocas, desde los más embleáticos de principios del siglo XX donde predominan los ajustados corsés hasta los vestios más modnernos de los año 90. También se pueden ver muy distintas texturas, colores y materiales. Y una curiosidad: el regreso a los años 20. Por décadas.
Años 20: vestidos bordados y novias lánguidas. Telas con caída y velos que rodeaban la cabeza.
Años 30: grandes capas de tules y sedas y los vestidos armados y aparatosos, con escotes muy recatados y cerrados.
Años 40: mujeres glamourosas como Rita Hayworth. La pedrería y los cuerpos bordados, junto a las faldas que marcaban las curvas
Años 50: cinturas marcadas, joyas llamativas y recogidos de pelo al estilo divas de Hollywood. Como Grace Kelly el día de su boda.
Años 60: las minifaldas arrasaban y algunas arriesgadas novias las usaron en su boda. Los zapatos de anchos tacones y grandes plataformas fueron moda y los recogidos de pelo cargados eran lo más chic. Joko Ono se casó con minifalda y sombrero al más puro estilo de la época.
Años 70: faldas de novias amplias, vestidos con telas de caída y flores en el pelo, tipo ‘flowerpower’. n
