Ejercicio y dieta contra el síndrome metabólico

Un grupo de personas hace ejercicio en un gimnasio.
photo_camera Un grupo de personas hace ejercicio en un gimnasio.

Los médicos alertan sobre los infartos e ictus que provoca el sedentarismo

n n n Un reciente estudio de la Universidad de Navarra y de su clínica demuestra que realizar ejercicio físico intenso es más eficaz para prevenir el aíndrome metabólico (SM).  El estudio se llevó a cabo a través del Proyecto SUN, dirigido por el catedrático Miguel Ángel Martínez, y en él tomaron parte más de 10.000 personas que no sufrían síndrome metabólico al inicio de la investigación y a las que se le hizo un seguimiento durante seis años de media.
Con el análisis de esos datos, los especialistas llegaron a la conclusión de que la combinación del ejercicio con una dieta equilibrada son los mejores antídotos para prevenir este síndrome, cada vez más extendido debido al aumento de la obesidad y el sobrepeso, motivados por el sedentarismo y los malos hábitos alimenticios.
El doctor Ramón Mantilla, cardiólogo del hospital Centro Médico El Carmen de Ourense, define el síndrome metabólico como un “conjunto de alteraciones clínicas asociadas a la excesiva acumulación de grasa en el centro de nuestro cuerpo (pecho y abdomen)”.
Estas alteraciones se reflejan principalmente en una tensión arterial alta, la diabetes (aumento del nivel de azúcar en sangre) y el aumento de los niveles sanguíneos de colesterol. El síndrome metabólico es muy peligroso para nuestra salud ya que “nos pone en alto riesgo de sufrir de forma precoz infartos cardíacos, cerebrales (ictus) u otras dolencias vasculares, con la consiguiente disminución de calidad y esperanza de vida”, en palabras del doctor Mantilla.

claves para combatirlo
Frente a la pregunta de cómo se puede tratar el síndrome metabólico, el doctor Ramón Mantilla ofrece las siguientes claves:
 “En el caso de pacientes con sobrepeso u obesidad importante, podemos aplicar un programa  individualizado de entrenamiento físico. Son recomendables ejercicios como natación,  cinta, paseos, bicicleta, etcétera. Por supuesto, antes de iniciar el programa de entrenamiento físico, el paciente debe someterse a un chequeo previo para verificar que no existan patologías subyacentes que puedan poner en riesgo su salud”, comenta Mantilla.
Además, el ejercicio físico se combina con una reeducación nutricional, enseñando al paciente hábitos alimenticios saludables y dieta equilibrada. Recordemos que una dieta equilibrada es aquella en la que predominan las frutas y verduras, controlando además el aporte de proteínas e hidratos de carbono. Debemos reducir lo máximo posible los alimentos procesados así como el azúcar y la sal.n

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