Sociedad

La oleada de refugiados pone en vilo el plan de acogida sueco

Una familia de refugiados sirios, poco después de aterrizar en un aeropuerto sueco.
photo_camera Una familia de refugiados sirios, poco después de aterrizar en un aeropuerto sueco.

Entre 2012 y 2014, el país acogió 180.000 peticionarios de asilo, más que en los seis años precedentes

La llegada masiva de refugiados en los últimos años ha puesto a prueba el sistema de acogida de Suecia, el país que más solicitantes de asilo per cápita recibió en 2014, y ha alterado el debate político sobre la inmigración. Entre 2012 y 2014 Suecia acogió a 179.447 peticionarios de asilo, más que en los seis años procedentes, y para 2015 los pronósticos hablan de 80.000, sobre todo por la guerra en Siria.
Es el único país de la UE que da permiso permanente a refugiados sirios y, tras Alemania, su principal destino, aunque los flujos se han desacelerado, lo que apunta a que pudieron estar impulsados por tener la segunda población siria más numerosa de Europa antes del conflicto. Las altas cifras tampoco son nuevas, ya que el país mantiene desde hace décadas una tradición de acoger refugiados y ha vivido sucesivas oleadas de asilados llegados de Chile, Líbano, Irán, la ex Yugoslavia o Iraq.
"Lo que vemos ahora es que ha habido un aumento continuo de solicitantes de asilo en los últimos tres años, y esperamos que mucha gente siga viniendo a Suecia en busca de protección", explica Johanna Måhlén, de la Dirección General de Migraciones, que prevé que las altas cifras se mantengan al menos hasta 2017.
Encontrar vivienda a los refugiados es el reto principal de este organismo, que ha recurrido a alternativas al sistema habitual de pisos alquilados ante la imposibilidad de cubrir la demanda. La agencia estatal contrata en su lugar a empresas que los alojan en grandes instalaciones, como hoteles, residencias o campings, en los que vive ya casi el 25% de los refugiados, explica Måhlén.

NEGOCIO FLORECIENTE
El Gobierno incluso estudia el uso de casas prefabricadas móviles para albergar a quienes lleguen, una solución que ha originado críticas tanto por su alto coste como por las condiciones de vida que ofrecería. La oleada de refugiados ha convertido así las viviendas para asilados en un negocio floreciente, del que la principal beneficiada ha sido Jokarjo, la empresa de Bert Karlsson, quien dos décadas atrás fue diputado de la extinta formación de ultraderecha Nueva Democracia.
El modelo sueco, que no mira el reparto equitativo de asilados sino el precio del alojamiento ofertado, ha creado desequilibrios: los diez ayuntamientos que más refugiados acogen tienen 70 veces más que los diez que menos reciben, según un estudio de la confederación de municipios suecos. Por ese motivo, y ante las protestas de los que reciben una mayor carga, Migraciones ha impulsado un sistema corrector para favorecer las ofertas localizadas en municipios con menor concentración de refugiados.
La situación se agrava porque 10.000 refugiados con permiso de residencia se alojan aún en viviendas contratadas por Migraciones; y los problemas se acentúan porque el plazo de tramitación de las peticiones de asilo se ha duplicado desde 2012.
La constante llegada de peticionarios al país ha generado retos económicos, que han llevado al departamento de  Migraciones a pedir 2.000 millones de euros extra para el próximo lustro; y también repercusiones indirectas, como usar un cuarto de la ayuda en cooperación para acogida de los refugiados.

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