Madrid pone en valor el legado del arquitecto Antonio Palacios

Antonio Palacios.
photo_camera Antonio Palacios.

El gallego es el padre de algunos de los edificios más simbólicos de la capital, como el Palacio de Cibeles

 Pocos madrileños saben quién es el arquitecto gallego Antonio Palacios (O Porriño, 1872-Madrid, 1945) un gran desconocido a pesar de ser el padre de algunos de los edificios más simbólicos y representativos de la capital, como el Palacio de Cibeles o el Círculo de Bellas Artes. Este arquitecto consiguió convertir Madrid en una metrópoli moderna. Su trabajo se extiende fundamentalmente por la plaza de Cibeles y la calle de Alcalá, donde se encuentran edificios tan emblemáticos como el Banco Español del Río de la Plata, sede del Instituto Cervantes, o la actual sede de la Oficina de Cultura y Turismo, Alcalá 31.
Otros ejemplos del legado de este artífice en la capital son la Casa Matesanz, situada en el número 27 de la Gran Vía, y la Casa Palazuelo, entre las calles de Mayor y Arenal. Pero la obra de Palacios no se ciñe a edificios emblemáticos. También fue el arquitecto que diseñó el interior de las más tempranas estaciones de Metro de Madrid y del famoso logotipo en forma de rombo. El Hospital de Jornaleros, ubicado en la calle de Maudes, es otra de sus grandes obras en la capital, que precisamente se cumplen ahora cien años de su construcción.
Para que los madrileños conozcan la obra de Palacios, y aprovechando la celebración del centenario del edificio, el Gobierno regional organiza un amplio programa de actividades de junio a diciembre. Entre ellas se podrán visitar los cuatro edificios más importantes de la obra de este artista en Madrid: el citado Hospital de Jornaleros, actualmente la sede de la Consejería de Transportes, Vivienda e Infraestructuras; el Círculo de Bellas Artes; el Banco Español del Río de la Plata, y el Palacio de Comunicaciones.

visitas guiadas
Parece extraño que, a pesar de su obra en la capital, pocos sepan quién es. Este arquitecto también diseñó numerosas obras en su Galicia natal y fue profesor en la Escuela de Arquitectura de Madrid a principios del siglo pasado. En total se organizarán 285 visitas gratuitas en las que los madrileños podrán disfrutar y conocer la obra de Palacios a través de especialistas en Arquitectura e Historia del Arte. Para hacerlo, hay que inscribirse en la web del centenario "www.antoniopalacios.es".
No todo serán visitas guiadas. Durante octubre y noviembre se han organizado una serie de conferencias en los cuatro edificios emblemáticos, a los que se sumará otro: la sede de la Oficina de Cultura de la Comunidad de Madrid.
A este ciclo de conferencias de homenaje al artífice se suman este verano -durante el mes de julio- conciertos al aire libre en el patio del antiguo Hospital de Jornaleros para todo aquel que quiera disfrutar de una velada musical veraniega. Los que decidan acudir a estos conciertos, que serán al caer la tarde de los viernes, serán transportados a través de piezas de música contemporánea al ambiente musical del Madrid de principios del siglo XX.
Con todo ello, la Comunidad de Madrid pretende difundir entre sus vecinos el legado arquitectónico y cultural de Palacios, cuyos edificios son identificados por muchos como los símbolos de la capital, si bien, su artífice es un desconocido. Y es que con la obra que ha dejado Palacios, Madrid le debe desde hace mucho un homenaje. 

La Veracruz de O Carballiño, su última gran obra

La última obra del gran arquitecto porriñés fue el templo de la Veracruz, en la localidad ourensana de O Carballiño, que no pudo ver terminada en vida. Otra construcción interesante es el Templo Votivo del Mar, en Panxón, en el municipio pontevedrés de Nigrán. 
Entre los edificios de carácter civil diseñados por Antonio Palacios en la comunidad gallega destaca el edificio del ayuntamiento de su localidad natal, O Porriño, cuya construcción se inició en 1921. También cabe destacar el Teatro Rosalía de Castro, en la actualidad Teatro de García Barbón en Vigo (su diseño se remonta a 1906 pero su ejecución a 1925). Es precisamente en estos años cuando el gran arquitecto gallego alcanza el cenit de su carrera en términos de fama y consideración pública.

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