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Explosión de arte urbano en Ferrol

Uno de los pintores participantes en la fiesta cultural de Las Meninas del barrio de Canido, en Ferrol.
photo_camera Uno de los pintores participantes en la fiesta cultural de Las Meninas del barrio de Canido, en Ferrol.

La célebre obra de Velázquez tiene cuerda para rato en Ferrol. Las Meninas de Canido empezaron hace una década aferrándose al magnetismo de ese lienzo, pero el paso del tiempo ha abierto definitivamente sus puertas a toda creación cultural apartada del circuito convencional.

En el caso de este año, el barrio alto de Ferrol asiste a una particular explosión de arte urbano en la que las creaciones de gran formato han copado el protagonismo. Varios grafiteros de renombre y artistas anónimos se adueñan este fin de semana, con el sábado como día de explosión de público, de fachadas de edificios degradados o en plenitud de condiciones.
El evento nació con intención de reivindicar el resurgir de la barriada y de la ciudad y ha conseguido teñir de color e imaginación inmuebles que ahora confirman el renacimiento del entorno, que atrae a jóvenes locales y foráneos hacia sus viviendas. Con firme apoyo público y privado, el festejo ha derivado en gran cita multicultural que moviliza al sector hostelero.
La plaza del Cruceiro de Canido se ha convertido en el epicentro de tapas y cervezas, de reencuentros entre amigos de toda condición que coinciden en apreciar que hay que estar en Las Meninas de manera irremediable.
Entre el trasiego de visitantes y cámaras, el prestigioso fotógrafo Alberto García-Alix asoma junto a trece profesionales gallegos. Escueto, tilda de "safari" el periplo que comparte con ellos, previo a que sus instantáneas de rostros, tatuajes o gestos conformen una exposición sobre la propuesta cultural, con él de comisario.

CADA RINCÓN, UNA SORPRESA
Las callejuelas sirven para Meninas con un pecho extirpado como símbolo de la lucha femenina contra el cáncer o mujeres ataviadas con prendas de aquella época y peinados propios de dichos personajes. Un espectáculo público al aire libre en el que cada rincón depara una sorpresa, como que el propio Velázquez dialogue, bocadillo de cómic incluido, con un dibujo situado a su derecha.
En un pequeño cruce de casas, se agolpan los curiosos frente a una creación a base de azulejo u otra que propician miembros de la asociación ferrolana de afectados por Down.
El respaldo de empresas de alimentación y cerveceras de alcance ha permitido que los espacios destinados a público infantil, conciertos o consumición de bebidas ganen superficie.
La fiesta ya ocupa la práctica totalidad del barrio, desde su primera plaza, a partir de la cual se desciende al casco histórico ferrolano, a confines sin urbanizar en las cercanías de Ferrol Vello. Además, la organización del certamen ha notado un incremento en su potencial económico, encaminado a la ampliación de plantilla dedicada al acto.
Eduardo Hermida, un artista del barrio que alumbró la idea diez ediciones atrás, aparece en un vehículo atravesando la zona de punta a punta.
La idea ha tenido eco en ciudades como Madrid, donde las Meninas afloraron convertidas en esculturas de gran tamaño.
El contexto que rodea al plan cultural ha suscitado la atención de multitud de turistas, un efecto agrandado por la aparición la pasada primavera de una imagen que recrea a dos agentes de la Guardia Civil besándose, inicialmente atribuida al enigmático Banksy.n

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