Alberto Santos, de 23 años, se iba poniendo nervioso por momentos a lo largo del día de ayer. Por la tarde, en la catedral de Tui, fue ordenado diácono por el obispo Luis Quinteiro
. Toda su familia, de Redondela, lo acompañaron en un momento tan especial. Se considera un chico normal, que escogió la vida religiosa.
¿Cómo se vive esta experiencia?
Con muchas ganas y mucha alegría. Es algo para lo que me he estado preparando durante mucho tiempo.
¿Ha tenido dudas de seguir el camino del sacerdocio?
Sí, tuve mis dudas, pero se han ido resolviendo durante los seis años de preparación en el seminario. Estoy contento de haber dado este primer paso.
¿Cómo cree que debe ser un buen sacerdote?
Pienso que es el que se entrega a los demás, debe ser el más servicial de la comunidad.
¿Ya sabe a dónde lo destinarán?
Aún no lo sé. Supongo que no me iré muy lejos de Vigo. Me gustan más las parroquias rurales, pero no tengo una preferencia especial. Me adapto a donde me envíen.
¿Cómo vivió su familia la decisión? ¿Había precedentes?
Pues al principio les costó un poco entenderlo, pero ahora están muy alegres por mí y deseando que me haga sacerdote. Seré el primero en la familia.
¿Y cuál fue la reacción de su círculo de amistades?
Tomaron bastante bien lo de tener un cura en el grupo. Seguimos quedando para tomar algo y salir por ahí cuando estoy en Redondela.
