Vendedores, algunos de ellos sancionados, estudian reclamar por los daños del cierre
El cierre de puestos y atracciones generó gran indignación entre los ambulantes que cifraban las pérdidas durante el bloqueo en miles de euros. Los permisos denegados desde la tarde del miércoles hasta el mediodía de ayer fueron extensibles a todos los que cada año se instalan en las calles Filipinas y San Roque y que se dedican a la venta textil, calzado, exvotos y alimentación, además de atracciones.
Ramiro, propietario de Jamón-es Ramiro, explicaba cómo la orden de la Policía Local les pilló por sorpresa. “Los agentes nos dijeron que faltaba documentación y que teníamos que cerrar y nos hicieron firmar una notificación. Tuvimos que dejar de vender porque nos informaron de que nos enfrentábamos a multas de hasta 3.000 euros”. Tanto él, como José Antonio Fuentes, dueño de una de las tómbolas llevan años instalándose en San Roque y nunca antes habían tenido un problema similar. “Pagamos a la comisión por instalarnos aquí y el miércoles por la tarde perdimos todo el negocio”, afirmaba José Antonio.
Julia Mourelle, vendedora de rosquillas, calificaba de “injusticia” lo ocurrido. En su caso, pagó a la comisión de fiestas por dos puestos en el exterior de un total de 12 metros “y me trasladaron al interior a un puesto de tan solo dos metros ”. Según explicó, “denunciaremos para reclamar por los daños porque la comisión nos ha dado la espalda”. En similar situación se encontraban Rosa María, vendedora de alimentación, Lucía, churrera, y Sandra, panadera. Esta última aseguraba que no sólo son las pérdidas por no vender sino que “tuvimos que tirar empanadas y el pan”.
No sólo ellos, también dueños de churrasquerías comentaban haber tenido que deshacerse de comida que no pudieron vender.
