Emilio Alvarez Martínez (O REIXIÑO)

El vigués don Emilio Álvarez Martínez fue uno de los párrocos de la iglesia más viguesa, San Francisco de Vigo. En aquellos años era el mejor orador que había en la ciudad.
Además de ser un sacerdote muy culto y muy humano, escribía mucho en la prensa local. Los domingos y festivos, oficiaba misa en la iglesia de San Francisco, por la mañana delante de noventa y tantos niños y niñas, al terminar les daba entradas para ir al cine y a los más pequeños les regalaba un balón para jugar al futbol. “O Reixiño” fundó una gran asociación cultural llamada Martín Códax, en la que representaba teatro y se impartían conferencias sobre temas de actualidad. La revista Martín Codax que él dirigía, fue el órgano periodístico de la agrupación. Se compareció de un vigués que estaba pasándolo mal, le dio un puesto de director en la revista para que tuviese un sueldo, ese buen hombre que trabajo en la escuela de Artes y Oficios.
Don Emilio, al conseguir la plaza de presidente en la oficina de la beneficencia del Concello, lo primero que hizo fue ofrecer a los pobres vales para comprar comida, ropa y calzado.
Los domingos y festivos a las 13.00 de la tarde había tanta gente en la Iglesia de la Enseñanza que tuvieron que poner altavoces para que escucharan los que estaban fuera. Fue profesor de religión en el primer instituto de enseñanza media de Vigo. Fue fundador de la Cofradía Padre Jesús del Silencio y la Virgen de la Amargura y marcó la historia con las tres gracias que le piden al Nazareno en San Francisco de Vigo. “O Reciño” fue el único párroco de Vigo, Galicia, e incluso en España que consiguió el indulto para un preso y una presa en la procesión de los Jueves y Viernes Santo.
Fue don Emilio al que hoy quieren los que están vivos, una persona normal que pudo ser obispo y no quiso, su lugar era estar, al lado de los pobres y la gente que conocía.
Murió sin lograr lo que quiso, su mayor ilusión, construir en la ciudad una basílica y al lado una residencia para curas, jubilados, pobres y enfermos.

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