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El voluntariado no descansa

Nuno Monteiro, un mecánico de Góis, que que va arreglando camiones de los bomberos.
photo_camera Nuno Monteiro, un mecánico de Góis, que que va arreglando camiones de los bomberos.

Voluntarios, trabajadores sociales y muchos vecinos están siendo clave en las labores de ayuda a los afectados por los dos graves incendios que siguen azotando el centro de Portugal.

El voluntariado está siendo clave en esta crisis. Es el caso de Nuno Monteiro, un mecánico de Góis que decidió cerrar su taller y ponerse mano a la obra para reparar camiones de bomberos. "Desde que comenzó el fuego el pasado sábado, no he parado de hacer salidas a todas las horas, por la mañana, durante la tarde o de madrugada para reparar camiones de los bomberos que están apagando el fuego", explica Monteiro, quien vivió en la localidad española de Tudela de Duero, en Navarra, durante 11 años, hasta 2016.


La última salida la realizó en la tarde de ayer, cuando recibió un aviso urgente para auxiliar en el pueblo de Alveres a un camión cisterna que llevaba agua para una de las tanquetas de extinción. Lo está haciendo de manera desinteresada, al igual que cientos de voluntarios que se están volcando con las poblaciones más afectadas por las llamas, en las que han ardido miles de hectáreas.


Trabajan sin descanso en Pedrógão Grande, Góis y Pampilhosa da Serra para, por ejemplo, tener la comida lista para los bomberos, militares o policías que combaten las llamas en primera línea de fuego. Entre ellos, hay enfermeros y médicos de todo el país que se han desplazado hasta la zona para echar una mano a los efectivos que trabajan en las tareas propias de extinción, incluidas decenas de mujeres bomberas.
Patricia Carvalho es bombera voluntaria de Góis y, cuando se pone el uniforme y la gorra, asegura que no hay diferencias entre hombres y mujeres. "Desde el sábado llevamos recorriendo todas las aldeas de la comarca apagando fuegos a todas horas, incluso de madrugada", relata.


También bombera, Elisabete Pereira, del distrito de Braga, lleva casi una década haciendo este trabajo pero no recuerda haber estado en un incendio de tales dimensiones y tan peligroso. La noche del martes al miércoles la pasó apagando un foco en el término de Alvares y durante la jornada de ayer formaba parte de una cuadrilla que hace vigilancia para que los rescoldos no se reaviven. "Somos muchas mujeres las que estamos como bomberas voluntarias y está claro que cada vez hay más", añade.


Hay quien se tiene que ocupar de papeleos, como Kati Monteiro, la encargada en el Parque de Bomberos de Góis de garantizar la coordinación de las labores de oficina.


Las poblaciones de las comarcas afectadas por el fuego están hoy algo más tranquilas ya que la intensidad ha descendido, aunque en el caso de Góis el fuego se ha reavivado por la tarde en los dos frentes que permanecen abiertos. Algunas carreteras secundarias de Góis y también de Pampilhosa da Serra continúan cerradas, sobre todo, para facilitar el trabajo de los efectivos terrestres.


El balance de víctimas mortales, aún provisional, se mantiene en 64, mientras que los heridos son 179 en Pedrógão y 25 en Góis. No hay todavía una cifra oficial sobre el número de evacuados, ni tampoco de la superficie ardida.
La población continúa con muchas preguntas sin respuesta, y las críticas a la gestión de esta tragedia se repiten desde distintos frentes.
Desde el Gobierno, el primer ministro, António Costa, aseguraba que no tenía "pruebas de que se haya cometido algún tipo de error" a tenor de la información que había recibido hasta entonces.

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