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La sombra de la venta de armas sobrevuela la política de Trump

Un establecimiento de venta de armas en Estados Unidos.
photo_camera Un establecimiento de venta de armas en Estados Unidos.

La aprobación de la nueva ley despierta reticencias por lo poco que se conoce del documento

 El Gobierno de EEUU anunció esta semana la entrada en vigor de la nueva política de Venta de Armas Convencionales (CAT, por sus siglas en inglés), un documento del que apenas se sabe con certeza y cuyo principal objetivo es potenciar la industria en un sector que Estados Unidos lidera desde hace años.
El nuevo documento del Departamento de Estado, que enmienda el presentado por la anterior Administración en 2014, establece tres objetivos: dar prioridad a la competencia estratégica, crear un clima propicio para cerrar las operaciones de venta de armas y reorganizar el modelo de negocio para aumentar su éxito.
Sin embargo, diversos especialistas consideran que estas metas son vagas y acusan a la Casa Blanca de falta de transparencia. "Sabemos que hubo cambios, pero no sabemos exactamente qué cambios", lamentó Andrew Hunter, director del Grupo de Iniciativas de la Industria de Defensa del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS).
Hunter se mostró especialmente crítico con la falta de transparencia del actual Gobierno en contraste con la Administración de Barack Obama, que siempre fue "muy clara" a la hora de "explicar, racionalizar y justificar" su política armamentística.
La nueva normativa, según la síntesis divulgada por la Casa Blanca, pone el énfasis en el "aumento de las oportunidades de negocio" y en la importancia de "reforzar la industria de defensa del país", dos de los puntos más importantes de la política de Trump recogidas en su eslogan: "Hacer a EEUU grande de nuevo".
Para ello, la nueva CAT simplifica la burocracia que implica cualquier transacción armamentística, de manera que ya no tendrá que ser el Gobierno, a través del Departamento de Estado, el que inicie toda operación comercial con potenciales clientes extranjeros.
Esto no implica, no obstante, que cualquier venta de armamento no deba someterse en última instancia al Congreso, tal y como sucede en estos momentos.

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