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Obama reclama a Israel que recupere el camino de la paz

El rey Felipe VI y el presidente de EEUU, Barack Obama, se saludan.
photo_camera El rey Felipe VI y el presidente de EEUU, Barack Obama, se saludan.

Más de una treintena de jefes de estado acudieron al entierro de Simón Peres en Jerusalén

n n n  El expresidente israelí y premio Nobel de la paz Simón Peres fue enterrado ayer en Jerusalén en una emotiva ceremonia de estado en la que el presidente de EEUU, Barack Obama, exhortó a los israelíes a recoger el testigo y volver al proceso de paz. "Nuestra presencia aquí es un gesto y un recordatorio de que la paz es un asunto no terminado", proclamó Obama, quien en sólo unas pocas frases atribuyó al difunto que: "el pueblo judío no nació para gobernar a otro pueblo". "Peres me dijo una vez que, desde su creación, el pueblo judío estuvo contra esclavos y amos y que los palestinos deben ser tratados de igual a igual, porque ese era su sentido de justicia", declaró antes de pasar a describir el legado de un "soñador" que describió como "el último de los líderes de la generación de los fundadores".
"Soy el décimo presidente desde John F. Kennedy que sucumbe a sus encantos", afirmó Obama en su discurso, el último de diez en una ceremonia que duró aproximadamente dos horas y en la que el féretro estuvo cubierto en todo momento con la bandera de Israel y arropado en el horizonte por el cielo azul de Jerusalén. El presidente estadounidense había llegado apenas una hora antes de comenzar el funeral, que tuvo lugar en el Monte Herzl de Jerusalén junto a la tumba del visionario del Estado judío, Teodoro Herzl, cerca de la parcela de los "Grandes de la Nación" israelí. Entre dos de sus predecesores, Isaac Rabin e Isaac Shamir, Peres fue enterrado posteriormente según el ritual judío, en medio de las oraciones de cinco rabinos militares y en presencia de la familia y de los invitados.

Presencia de jefes de estado


Entre los asistentes se encontraban el rey de España, Felipe VI, sentado en un lugar privilegiado entre el matrimonio Netanyahu y el presidente de Israel, así como el presidente de México, Enrique Peña Nieto; el de Francia, François Hollande; y más de una treintena de jefes de estado y de gobierno. Según la oficina de prensa del Gobierno israelí, noventa delegaciones de setenta países llegaron en las últimas hora a Israel para participar en las exequias de quien sacó adelante el proceso de paz de Oslo con los palestinos, por los que recibió el premio Nobel de la paz junto a los fallecidos Rabin y Yaser Arafat.
Su interlocutor directo en ese proceso, el  presidente palestino, Mahmud Abás, estaba sentado en primera fila, junto al presidente del Consejo de Europa, Donald Tusk, y otros dignatarios. Su saludo con su homólogo israelí, Reuvén Rivlin fue una de las imágenes más destacadas de la jornada. Un poco más allá se hallaba el padrino de esos acuerdos, el expresidente Bill Clinton, que habló en calidad de amigo personal y recordó algunos de los momentos más dramáticos de la época, y más lejos aún algunos de los ministros nacionalistas del Gobierno israelí opuestos a la solución de dos Estados que Peres defendió en sus últimas dos décadas de vida.
Esas dos caras se hicieron notar en las declaraciones. El portavoz del Ministerio de Exteriores israelí, Emanuel Nahsón, mostró su esperanza de que la confluencia de líderes de todo el mundo ayude a generar algún tipo de proceso. "Tenemos aquí una pequeña reunión de las Naciones Unidas. Ojalá que sirva para que haya conversaciones entre líderes mundiales y ojalá que esto sirva a la causa de la paz", subrayó. Mucho más crítico, el conocido escritor Amos Oz, amigo personal del difunto expresidente, se preguntó abiertamente en su discurso: "¿Dónde están los líderes dispuestos a levantar el estandarte de Peres?".

Saludo entre el presidente israelí, Reuvén Rivlin, y su homólogo palestino, Mahmoud Abás.

Saludo entre el presidente israelí, Reuvén Rivlin, y su homólogo palestino, Mahmoud Abás.

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