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El 'caso Sócrates' aumenta la desconfianza ciudadana lusa

Furgoneta en la que era trasladado a prisión el ex primer ministro José Sócrates y otro acusado.
photo_camera Furgoneta en la que era trasladado a prisión el ex primer ministro José Sócrates y otro acusado.

Los partidos tradicionales, preocupados por su imagen tras el encarcelamiento del socialista

nnn La prisión provisional decretada para el ex primer ministro luso, el socialista José Sócrates, puede agravar la desconfianza hacia los partidos tradicionales y promover la ascensión de los populismos en Portugal. El politólogo António Costa Pinto adujo que el encarcelamiento de Sócrates, el primero de un ex jefe de Gobierno en la Historia de Portugal, tiene el riesgo de ensuciar aún más la imagen de los partidos, sobre todo, de los más votados desde el 25 de abril de 1974.
Tanto el Partido Socialista (PS) del que Sócrates fue secretario general entre 2004 y 2011 como el ahora gobernante Partido Social Demócrata (PSD, centro-derecha) aguantaron los fuertes embates del desapego de los portugueses, según Costa Pinto. "En Portugal, hasta ahora, la resistencia de los partidos tradicionales era significativa. Vamos a ver hasta qué punto van a resistir", comentó.
Mientras en España y Grecia, países bajo crisis y azotados también por casos de corrupción, los partidos tradicionalmente mayoritarios dieron señales de declive en las últimas europeas de mayo, el PS y el PSD aguantaron el envite aunque, en esos mismos comicios, ya le vieron las "orejas al lobo".

DISCURSO CRÍTICO
Con un discurso profundamente crítico con el funcionamiento del sistema, el abogado António Marinho e Pinto, al que algunos tildaron de "populista", consiguió 235.000 votantes y dos eurodiputados con el minoritario Partido de la Tierra.  "Estos acontecimientos (prisión de un antiguo primer ministro) suponen una ventana de oportunidades" para movimientos antisistema, opinó el especialista político. De cualquier modo, Costa Pinto matizó que la percepción pública sobre el caso Sócrates puede atenuarse, pues aún falta un año para unas legislativas en las que el PS se perfila como favorito.
De la estupefacción al asombro pasando por la indignación y la rabia son variados los estados de ánimo de la sociedad portuguesa ante la detención y posterior encarcelamiento del hombre que dirigió los destinos de Portugal entre 2005 y 2011 y que ahora es sospechoso de fraude fiscal y corrupción.
Para el politólogo, las marcas de este escándalo son más negativas que positivas, tanto interna como internacionalmente.  Recordó que, en los últimos meses, Portugal ha estado asolado por graves casos de corrupción, como la quiebra por irregularidades del segundo mayor banco del país, el Banco Espírito Santo (BES), o la trama corrupta de concesión de visados a inversores extranjeros que salpicó a la cúpula del Ministerio de Interior.
En el terremoto del "caso Sócrates", marcado por el mutismo oficial y la falta de cauces de comunicación con los medios, el analista se cuestiona un punto clave: "hasta qué punto se trata de corrupción con su fortuna o la de su familia, o está asociado a problemas de corrupción política".
La medida cautelar impuesta al barón socialista, la más dura, prisión provisional, la decidió Carlos Alexandre, el juez "estrella" en el combate a la corrupción en Portugal. En la que ya ha sido bautizada como "Operación Marqués", fueron detenidas otras tres personas cercanas a Sócrates: el empresario Carlos Santos Silva, el chófer Joao Perna y el abogado Gustavo Mendes.n

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