El presidente de EEUU se mantiene al margen en la batalla electoral por el control del Congreso
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se mantiene al margen de las campañas por lograr el control del Congreso en las elecciones del 4 de noviembre, dado que su baja popularidad es un lastre para algunos candidatos demócratas y el arma perfecta para los aspirantes republicanos. En estas elecciones se renovará toda la Cámara de Representantes, que previsiblemente permanecerá en manos republicanas, y un tercio del Senado, donde los conservadores solo necesitan seis escaños más de los que ahora tienen para arrebatar la mayoría a los demócratas.
Los demócratas que se juegan algo en estos comicios, en los que también hay votaciones sobre la continuidad de 36 gobernadores estatales, "no buscan" a Obama "para tomarse la foto y lograr votos entre las minorías", argumentó el analista político Juan Hernández.
El propio Obama, con una popularidad que no sube del 40 % desde hace varios meses, "se esconde para no perjudicar a los candidatos" de su partido, según Hernández, que indicó que los hispanos y los afroamericanos, apoyos fundamentales de Obama en las dos elecciones generales que ha ganado, "están desilusionados con el presidente y con los demócratas, y probablemente muchos no van a salir a votar", anticipó Hernández.
En estos últimos días de campaña Obama visitará varios estados, entre ellos Michigan, Connecticut, Maine, Pensilvania y Wisconsin, pero en ninguno de ellos se juegan los demócratas el control del Senado. En estados disputados como Carolina del Norte, Iowa, Colorado, Luisiana y Arkansas, el presidente no tiene previsto aparecer, de acuerdo con la Casa Blanca. Para Hernández, la estrategia "ha sido mala". Quienes si están dando la cara en la campaña son el vicepresidente Biden y Michelle Obama.n
