El Alondras recibe hoy al Barbadás (17:00) con la clara intención de dejar atrás la minicrisis que atraviesa y volver a la senda del triunfo
Dicen que en un parpadeo todo cambia. En el caso del Alondras, el vuelco de su situación ha precisado de algo más de tiempo. Ocho días transcurrieron entre un equipo al alza, invicto en 2018 y encaramado a la cuarta plaza que da derecho a pelear por el ascenso y otro en depresión, con dos derrotas consecutivas que le han descabalgado de los puestos de privilegio.
El conjunto cangués quiere parecerse lo máximo posible a su primera versión para que el impulso que tomó a principios de año no se difumine como un azucarillo en el café. Los daños de las dos derrotas no son ni mucho menos irreparables y los morracenses están a cinco puntos del 'play-off', que pueden ser dos gracias al empate del Villalbés en Ourense ayer.
Por todo ello, el optimismo sigue muy presente en el barco alondrista, que recibirá en su puerto a un Barbadás con unas urgencias mucho más peligrosas que los hombres de Antonio Fernández. El equipo de las afueras de Ourense visita O Morrazo en puestos de descenso directo y con la necesidad acuciante de puntuar. A pesar de que está a un solo punto de salir del pozo, el conjunto que dirige Juanjo Vilachá –y por extensión todos los que están sumidos en la parte baja de la tabla– necesita hacer granero de puntos para escapar de los más que probables descensos por arrastre.
Saber jugar con la posible ansiedad del rival será un factor clave para el Alondras que, sobre todo, quiere retomar su fiabilidad en O Morrazo. Sin contar su derrota de hace dos semanas ante el Villalbés, el equipo rojiblanco no pierde en casa desde el 17 de diciembre ante el Bergantiños, en el segundo de sus tres partidos perdidos en casa este curso (el otro fue contra el Silva). Antonio Fernández tiene a toda la plantilla disponible tras la recuperación de Jesús Varela.n
