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Prisionero 4049, un gallego que pudo superar el infierno nazi

Albino González (sentado), durante la Guerra Civil, en Castellón.
photo_camera Albino González (sentado), durante la Guerra Civil, en Castellón.

Albino González, republicano, 5 años en el campo de concentración de Mauthausen

n n n La "escalera de la muerte" tiene 186 peldaños y está en Mauthausen. Los prisioneros que la subían en varios viajes diarios cargaban piedras de la cantera, uno de los trabajos más duros del campo de concentración nazi, un infierno en el que se dejaron la vida 81.000 personas. Allí estuvo cinco años Albino González, natural de San Miguel de Mones, una aldea de A Rúa. El prisionero número 4049 sobrevivió. 
"El contaba pouco porque foi comisario político e estivo perseguido polo franquismo ata o final. Na casa explicaba aos amigos cousas do campo, da vida alí", cuenta Xesús González Gómez, su hijo.
Albino González combatió en el ejército republicano durante la Guerra Civil. Se exilió a Francia en el 39 y estuvo interno en Argelés. Cuando estalla la Guerra Mundial se alista al ejército francés, pero los alemanes le detienen en 1940 y lo envían en tren al infierno, que duró un lustro.  Con el recuerdo de su novia ibicenca, "Marujita", a la que conoció durante la Guerra Civil, resistió en Mauthausen como jefe de barracón. "Era o responsable clandestino. Os alemáns dábanche de comer si traballabas. Rompías vinte pedras e dábanche de comer. Ao que rompía solo dez porque lle daba a gana, meu pai tiña a responsabilidade de dicirlle que ao día seguinte íalle pasar algo raro", explica su hijo.

“Que día é hoxe?"
"Meu pai contaba que cando o 'capo' que pasaba a lista entre os prisioneiros preguntaba: Que día é hoxe?, quen non o sabía levaba unha patada ou pegábanlle unhas ostias", cuenta el hijo, que se enteró de esta etapa vital de su padre cuando era niño. "Na miña casa sempre se falou da Guerra Civil. Cando meu pai estaba na Rúa tratábano de comunista. Era un tío forte. Ao do campo de concentración non lle daba importancia, ademáis que moita xente non lle cría que estuvera alí".
Pero Albino González estuvo allí, en el horror de Mauthausen. "Contaba tamén que non querían ir á enfermería, porque sabían que aquilo era a morte segura".
Cinco años después, fue liberado con la entrada del ejército de Estados Unidos. El 5 de mayo de 1945, un Albino en los huesos volvió a Francia para escribir a su amada dos meses después, pero ella quemó casi toda la correspondencia: " Yo creo que muy pronto te podré abrazar, pues al final todo llega", dice esperanzado en una de las misivas, que envió a través de la Cruz Roja y que su hijo, escritor y crítico literario, recuperó hace unos años en un apartamento que tenían en Ibiza. "Son cartas dun home que estivo cinco anos esperando a saber algo da súa moza, ata que o soubo", explica el fruto de la pareja.
El abrazo llegó, pero dos años más tarde. María Gómez se casó con Albino González en 1947 y construyeron su vida en A Rúa. "Meu pai foi empresario dunha fábrica de chocolate, xunto a Xosé Quiroga Suárez e outro socio".
El hijo huye de homenajes. "Un recordo, en todo caso. Unha homenaxe negaríame eu e sei que meu pai tampouco o querería. O homenaxe faise ás vítimas do fascismo. El foi un loitador que perdeu e pagou por perder". Como él, otros 33 ourensanos fueron deportados a campos nazis. Hoy es el Día Internacional en Conmemoración de las víctimas del Holocausto. El Parlamento gallego aprobó el miércoles la declaración en memoria de los que vivieron y murieron en el horror.n

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