Galicia

El olivo se hace hueco en la agricultura de Ourense

Manoli González, en el olivar que posee en la localidad de Queirugás, municipio de Verín.
photo_camera Manoli González, en el olivar que posee en la localidad de Queirugás, municipio de Verín.

Hay plantadas unas 40 hectáreas en las que crecen alrededor de 80.000 árboles jóvenes

nnn Acostumbrados a verlos como elemento decorativo en parques, jardines o rotondas, las plantaciones de olivos comienzan a abrirse camino en la provincia de Ourense. En estos momentos hay unas cuarenta hectáreas dedicadas a este cultivo, lo que supone en torno a 80.000 olivos en pleno crecimiento, camino de las primeras cosechas. 
Ourense tuvo en tiempos zonas productoras estables, sobre todo en la Ribeira Sacra, que sucumbieron al abandono, como otros muchos productos y el renacimiento que vive ahora puede situarse en torno a una empresa ourensana, Aceites Abril, empeñada desde hace media docena de años en lograr producción suficiente para comercializar aceite gallego.  Con este fin en el año 2012 creó en su estructura el Departamento Agro, a través del que asesora y anima a los nuevos aceituneros, al tiempo que les garantiza la recogida de toda la producción.
Al frente de este departamento se encuentra Manoli González, que ha visto como en este tiempo comienzan a proliferar las plantaciones en la provincia. Por regla general suelen ser plantaciones relativamente pequeñas, con una media de 5.000-6.000 metros, con algunos, aunque ya comienzan a aparecer iniciativas importantes, con gente joven al frente y plantaciones que pueden alcanzar los doce mil árboles. Este mismo año se puso en marcha una en Cenlle de doce hectáreas y Manoli González afirma que "hay previstas otras incluso más grandes".
La mayor parte de estos 'pioneros' suelen ser personas que tienen otro trabajo y que buscan en el olivo un  valor añadido a su actividad cotidiana, junto a personas mayores, que desean volver a poner en producción fincas que estaban abandonadas. A ellos se suman comunidades de montes, que les sacan un rendimiento a estos terrenos, al tiempo que actúan como cortafuegos para sus masas forestales. 
Poner una finca en producción puede tener un coste de 8.000 euros, cifra que estará en función de las cortas, limpias y otros trabajos que necesite el terreno para su acondicionamiento y para dotarlo de los aportes necesarios. El terreno idóneo es el que no se encharca, que está en ligera pendiente, situado en zonas donde el invierno sea frío, pero sin heladas, y el verano caliente y con una orientación  norte-sur. "El olivo necesita tanto el frío como el calor", comenta Manoli Rodríguez, que tiene su propia plantación en la localidad de Queirugás, en el municipio de Verín.
Los dos primeros años de la plantación son los más delicados, pues es necesario regarla, darle los tratamientos precisos y abonarla. Comienza a producir a partir del segundo año y alcanza su producción plena a partir del quinto año. Da mucho menos trabajo que la vid y son dos cultivos complementarios. Requieren el mismo tipo de tierra y los trabajos no se solapan, ya que primero se recoge la uva y posteriormente la aceituna. La variedad de olivo que se impulsa en Ourense es, fundamentalmente, la 'arbequina', una especie de crecimiento rápido.
Manoli González calcula que una plantación puede generar, a partir del quinto año, unos ingresos anuales de entre 5.000 y 6.000 euros por hectárea y puede estar en plena producción entre 18 y 25 años, en función de los cuidados que reciba.n

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