Galicia

El atracador del Mercadona disparó seis veces y cogió 1.200 euros de la caja

El hombre, vecino del barrio de As Lagoas y cliente habitual del establecimiento, pasará a disposición judicial por cinco delitos

Los 20 empleados del turno de mañana del supermercado Mercadona de As Lagoas poco se imaginaban a las 14.08 horas de ayer que uno de sus clientes asiduos, Carlos Stefano G.I. (35 años), iba a sembrar el terror tras protagonizar un tiroteo que se saldó sin heridos.

Carlos Stefano, vecino del barrio, se había convertido en cliente habitual desde el pasado mes de septiembre. Había días que iba hasta tres o cuatro veces, aunque siempre compraba menudencias: un desodorante, unas galletas, hortalizas y, sobre todo, pimientos. Ayer, precisamente, pasó por caja uno (0,70 euros) antes de comenzar a disparar (en seis ocasiones) con una escopeta de caza de cañones paralelos del calibre 12 y apoderarse de 1.200 euros de una de las cajas.

Su aspecto no pasaba desapercibido: tez muy blanca, aspecto juvenil, alto, pelo afro de color rubio y bien vestido. Casi siempre llevaba consigo una mochila verde que ayer contenía un frasco de Listerine, una botella de Aquarius con gasolina y una caja con nueve cartuchos (en el bolsillo llevaba otros dos).

A Eva Pérez, la empleada que le cobró el pimiento, su aspecto físico le recordaba al "actor secundario Bob" en los Simpson, una especie de genio criminal en el plantel de la serie de animación. A la policía, en cierto modo, también. El aire presuntuoso y refinado que exhibió tras su detención es una de las singularidades de Bob. No sólo no quiso declarar sino que, según comentaron algunos agentes, exhibió cierta altivez. "Estaba como complacido", dicen.

Tras pasar por la caja que da a la calle Otero Pedrayo, abandonó el supermercado para regresar a continuación por la entrada de Bernardo González Cachamuíña (la calle del aparcarmiento). En el pasillo de las galletas, comenzó a disparar al techo hasta en cuatro ocasiones provocando el pánico y la estampida general entre trabajadores que ya acababan el turno y clientela (no había demasiada). Unos y otros empezaron a huir despavoridos buscando refugio en el área de la pescadería, la zona de vestuarios del personal, un almacén de fruta o los portales de edificios cercanos. Mientras, según matiza la policía, el detenido hizo gala de una conducta muy errática: comió un plátano de la frutería y cogió el dinero de la caja, unos 1.200 euros, aunque hubo billetes que arrojó por el aire. Según un testimonio recogido por este periódico de un empleado, gritó en árabe "Alauh Akbar" (Alá es grande), si bien la policía aseguró ayer desconocer este dato.

Un policía local de paisano, Carlos Pérez, destinado en Ourense pero oriundo de Vigo, que se disponía a entrar al establecimiento, se encaró al asaltante desde el exterior con su arma personal. Este último disparó de nuevo: primero contra una cartel elevado y posteriormente hacia el agente, pero el blindaje de la puerta evitó que le alcanzase. El atracador, acto seguido, se comió otro plátano y depositó el arma encima del mostrador, lo que fue aprovechado por el jefe del dispositivo de la Policía Nacional para encañonarle y conminarle a que se entregase. Carlos Stefano levantó los brazos, se arrodilló y se tumbó en el suelo. Los policías allí presentes vieron entonces la ocasión para inmovilizarlo con grilletes.

Pasará a disposición judicial encartado en cinco delitos: robo con violencia, atentado a la autoridad, daños y homicidio doloso en grado de tentativa y tenencia ilícita de armas (la escopeta estaba a nombre de su padre). Hasta ayer, no tenía antecedentes. Y, probablemente, tal como le ocurrió a Bob, será enviado a prisión. 

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