Galicia

La furia del fuego provoca un aluvión de solidaridad

La casa de Patricia Soalleiro, totalmente destrozada.
photo_camera La casa de Patricia Soalleiro, totalmente destrozada.

Patricia Soalleiro (40 años) y Miguel Gómez (29) apenas pueden dormir desde la pasada noche del domingo. La primera perdió su casa en Moces (Melón), que quedó calcinada, junto a dos coches, un quad y un tractor de su propiedad.  El segundo, perdió el 70% del forraje para sus vacas y él ha quedado al borde de la quiebra. 
Ambos claman ayuda ante la desgracia incendiaria del pasado domingo. Las llamas rodearon Moces, dejando a su paso un paisaje desolador. Patricia se llevó lo peor del fuego, aunque lo mejor del alma humana. A mediodía de ayer, recibía la visita de voluntarias de Cruz Roja de O Ribeiro, que se interesaban por lo que les pudiese hacer falta, mientras que desde el Concello han habilitado una cuenta para que el que lo desee pueda dar su ayuda a una familia que perdió algo tan fundamental como su vivienda. Incluso una importante multinacional contactó ya con la Cruz Roja para ofrecer el mobiliario y el menaje del hogar de las viviendas afectadas. 
"Son moitos os que non están a ofrecer axuda", señala Patricia. Ahora confía en que se hagan realidad las promesas de la Xunta para poder rehabilitar la casa. "Os políticos en quente falan moito, esperemos que cumpran en frío..." Hacía tres años que había restaurado la casa. "É un desastre que  agora acabase así", indica Patricia, todavía consternada. 
La primera vivienda que entró en llamas fue la casa adyacente –en ruinas–, que acabó cayendo encima y provocando el desastre. "Tivemos que deixala arder diante dos nosos ollos, porque había que salvar  mentres a casa dos meus pais; non había máis medios que as mangueiras dos veciños, que pouco apagan", relata. 
La casa quedó totalmente destrozada en el interior, y todavía se pueden observar los restos de un horno de leña, los contadores estallados y "el mármol derretido". Ahora, con la ayuda de vecinos y voluntarios de diversa índole, solo queda levantar cabeza.
En una situación semejante se quedó el ganadero de Maceda Miguel Gómez. La semana más horrible para él le dio ayer un resquicio de alegría, ya que la última de sus 80 vacas apareció por fin. 
"O domingo pola tarde un veciño de Almoite avisoume de que fose buscar as vacas que tiña na zona porque estaba ardendo ao lado, e coas axudas de veciños movín os animais para unha finca privada dun señor que se ofreceu", relata. El problema es que cuando creía que así todo el ganado estaría a salvo "vin que empezou a arder cerca de Santirso, onde teño as outras vacas". Una vez de regreso, y también con ayuda vecinal, decidió soltar a las vacas, "abrilas ao mundo", para salvarlas de las llamas. 
Poco a poco han ido volviendo al redil por su propio pie, aunque ahora, ya en frío, toca analizar las pérdidas. "Perdín o 70% da forraxe, principalmente silo, que é o que dá logo bo leite para alimentar os becerros". Este no es el problema fundamental. Gómez ruega a la Administración algo de ayuda, porque las llamas calcinaron los cierres de sus fincas y las vacas se escapan continuamente, llegando en algunas ocasiones a concellos limítrofes "Non pido diñeiro, só pido que poidan ceder algo de material, nin sequera todo, para poder volver cercar as vacas, e tamén algo pido que nos deixen que as vacas poidan camiñar sobre o queimado , porque agora son 150 euros de multa por cada vaca que pase,  ruega Gómez. Solicita ayuda, en nombre de muchos ganaderos que están sufriendo.
 En Carballeda de Avia, donde ayer aprobaron por unanimidad la petición de declaración de zona de emergencia –antigua zona catastrófica– están casi desbordados por las muestras de solidaridad. "É espectacular como se están comportando a xente", destaca el alcalde, Luis Milia. Un grupo de ingenieros agrónomos les acaba de ofrecer llevar a cabo de forma altruista un proyecto para la restauración del monte quemado. Desde grupos ecologistas, como Amigos de Terra, inician hoy también un programa de formación para voluntarios, "porque hai que salvar o monte e hai que coñecer como, porque non é fácil", dice Xosé Santos.n

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