Galicia

Dos detenidos en la causa de la Comisaría de Ourense

Los detenidos, con capuchas para ocultar su rostro, en el registro de la casa familiar en Toén.
photo_camera Los detenidos, con capuchas para ocultar su rostro, en el registro de la casa familiar en Toén.

Los agentes fueron arrestados en relación al sumario por la muerte de un agente y el robo de armas

 La detención de los hermanos gemelos Roi y Bernardo D.L. (44 años) por parte de la EDEV de Ourense en relación al sumario por la muerte del agente Celso Blanco en su despacho de la Comisaría de As Lagoas en abril de 2016 supone el epílogo de una las etapas más convulsas vividas por la Policía Nacional en esta provincia. Los dos arrestados -el primero, inspector en la Academia de Ávila y el otro, ya jubilado- trabajaban en As Lagoas cuando Asuntos Internos inició una investigación a raíz de un anónimo remitido en noviembre de 2014, que alertaba de la desaparición de seis armas de un búnker de la comisaría y de toda una trama de corrupción que acabaría desembocando en noviembre de 2015 en la operación Zamburiña, con 15 investigados por tráfico de drogas, un asunto judicializado en Instrucción 1. Esta investigación, muy criticada desde la propia Policía ourensana, supuso la imputación de cuatro agentes del grupo de drogas con excelente reputación en la lucha antidroga en la ciudad.
Pero la rocambolesca muerte de Celso Blanco -fue compañero de Bernardo D.L. en el departamento de prensa-, atribuida oficialmente a un suicidio, inició otro capítulo. El fallecido, antes de morir, envió un correo electrónico y mensajes telefónicos a sus compañeros autoinculpándose en el hurto de las armas -tres aparecieron en su despacho- y el anónimo, al tiempo que pedía perdón por todo el daño causado.

Secreto sumarial
Pero la jueza de Instrucción 3, de guardia el sábado 9 de abril de 2016 y también durante esta semana, inició una investigación, aún bajo secreto de sumario, por homicidio/asesinato, sumando la denuncia de la Policía Nacional por los anónimos supuestamente injuriosos enviados a la prensa tras la inhibición de Instrucción 2. Según parece, el casquillo de la bala no apareció y la trayectoria del disparo no estaba clara.
En el día de ayer, la magistrada también autorizó la entrada y registro a una casa de los detenidos en Toén en busca de armas y munición. La togada pidió en diciembre, por segunda vez, a Instrucción 1 que se inhibiera en la investigación por la sustracción de las pistolas. Ya lo había hecho hacía meses pero, pese al criterio favorable del titular de ese órgano judicial, la fiscal se opuso y la Audiencia le dio la razón.
En la Comisaría, desde un primer momento, nunca se creyeron al pie de la letra la autoinculpación de Celso Blanco en el robo de armas y los anónimos encaminados a atraer a Asuntos Internos a Ourense. La principal hipótesis con la que trabajaron es que los ahora detenidos y el agente fallecido participaron en el hurto de las armas y el envío de la carta, pero lo que comenzó siendo un plan conjunto pudo generar disensiones a raíz de las consecuencias posteriores. Incluso hay quien atribuye a los inspectores supuestamente implicados el papel de ideólogos.
La tarde en la que pereció el agente uno de los dos detenidos acudió también a As Lagoas estando fuera de servicio. Las cámaras recogen el momento en el que deja un coche particular en el estacionamiento policial, una práctica habitual, y sale con una bolsa en la mano.
En cuanto al móvil, fuentes cercanas al caso trabajan con la hipótesis de que los tres querían causar daño al entonces comisario, Amable Valcárcel, por haber relevado a Roi D.L. al frente del grupo de drogas en favor del inspector Antonio R.F., uno de los agentes cuya actuación se censuraba en el anónimo que recibió Asuntos Internos y que acabó imputado en la Zamburiña. El ayer detenido pasó a dirigir el Servicio de Atención a la Familia (SAF). 
La relación de Bernardo D.L. con el máximo responsable policial también se tensó cuando movió del departamento de prensa a un amigo. Asimismo, la relación con el responsable del armero, Ernesto A.,  investigado el pasado año por Instrucción 1 por la desaparición de las armas, no era del todo fluida, ya que todos ellos participaban en competiciones de tiro. 
Bernardo D.L. aseguraba que, pese a esta afición, en la que logró títulos estatales importantes, nunca había usado el arma policial en servicio. De hecho, comentaba que le gustaría retirarse sin haberla utilizado. Su destreza era tal que había cosechado el nivel 4(el máximo en el cuerpo). n

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