España

Flores para reclamar paz

Flores depositadas en el mural de Joan Miró en La Rambla de Barcelona.
photo_camera Flores depositadas en el mural de Joan Miró en La Rambla de Barcelona.

El mosaico de Joan Miró en La Rambla de Barcelona volvió a convertirse en un altar con el que homenajear a las víctimas de los atentados del 17 de agosto de 2017. "Ha sido duro levantar las persianas", subrayaron algunos de los floriastas del popular paseo.

Flores amarillas, blancas, rosas y azules cubrieron el mosaico de Joan Miró de La Rambla de Barcelona, convertido como hace un año en un altar en homenaje a las víctimas de los atentados terroristas del 17 de agosto, en un lugar en el que hubo 14 muertos y decenas de heridos.
Miró siempre quiso que su obra fuera un elemento de bienvenida a los turistas que llegaban por mar y a los que quería invitar a pisar las losetas negras, azules, blancas, rojas y amarillas que luchó para que estuvieran colocadas de forma irregular. Sin embargo, el año pasado se convirtió en el punto en el que terminó su macabro recorrido la furgoneta que conducía Younes Abouyaaqoub, y donde de forma improvisada se quiso honrar entonces, como ayer, con un acto sobrio y emotivo a los fallecidos, heridos y a sus familiares.
Algunos de los floristas del popular paseo, el más frecuentado de la capital catalana, reconocieron que había sido "duro" levantar las persianas porque "vuelves a recordar todo lo que vivimos en agosto del año pasado. No hay palabras para describir ese día". Sin embargo, también quisieron destacar que "la ciudad entera se volcó y mostró todo su apoyo".

Peluches, escritos y pancartas
Desde primera hora, además, no pararon de despachar ramos de flores, tanto a barceloneses como a turistas, que querían hacer su particular ofrenda a las víctimas del atentado. Si a las diez de la mañana fueron los familiares y las autoridades los que acudieron hasta el Pla de l'Os, en horas posteriores miles de personas se acercaron a esta altura de la Rambla y tanto depositaron peluches o escritos en honor a los muertos como encendieron algunas velas. También los hubo que desplegaron pancartas, como los miembros de la comunidad Yamaat Ahmadia del Islam en España, con el lema en catalán y castellano, "amor para todos, odio para nadie". Uno de sus portavoces, Khawar Khaliel Malik, remarcó que acudieron a la Rambla para mostrar su apoyo a las víctimas y porque son contrarios a "los actos terroristas y a cualquier tipo de violencia". Y en las inmediaciones del mosaico de Miró se podía leer que "los compañeros y las compañeras musulmanas también son víctimas".
Como dejó sentado hace ya unos cuantos siglos el griego Heráclito, el fundamento de todo está en el cambio incesante, y la Rambla, una palabra de origen árabe (ramla, que sirve para designar un arenal o una riera) no escapa a ello, aunque en este punto de Barcelona, las personas son siempre el paisaje.
La calle en la que se celebran las victorias del Barcelona, donde durante años paseaban los impolutos marinos norteamericanos, la de las prostitutas y travestis, o donde George Orwell vivió las peleas entre las izquierdas en la guerra civil española, hoy es un río humano que no olvida y que quiere que ésta sea "una ciudad de paz". 

Te puede interesar