VIGO

Vigo, a ojos de una centenaria

María Asunción García cumplió ayer un siglo de vida.
photo_camera María Asunción García cumplió ayer un siglo de vida.

María Asunción García Rodríguez nació  en Verducido, A Lama, el 26 de abril de 1915. Este domingo cumplió 100 años. Su padre, Celestino, era una cantero prestigioso y su madre, María Teresa, aparte de atender a la familia numerosa, hacía los trabajos del campo. Con 8 años María Asunción fue enviada a trabajar como empleada doméstica de una familia adinerada de la céntrica calle Taboada Leal de Vigo. La situación económica de aquellos años era muy difícil. Muchos vecinos de la aldea tuvieron que emigrar especialmente a Salvador de Bahía, Brasil. Cuando aún no había cumplido la mayoría de edad, comenzó a trabajar como dependienta de la Panadería El Pilar, que quedaba al lado de su casa.
¿Cómo era Vigo cuando llegó?
Para los que veníamos de una aldea, la ciudad nos parecía algo maravilloso. En las aldeas se pasaban muchas necesidades, no había luz eléctrica, las casas eran frías y húmedas. El trabajo era muy duro.
¿Cómo fue su juventud en Vigo?
 A pesar de que siempre tuve que trabajar desde niña, siempre fui una joven muy de mi casa. No salía mucho, aunque como toda joven me gustaba bailar. Por aquellos años estaba muy de moda los pasodobles. Mantengo muy lindos recuerdos de las fiestas de San Roque, por aquellos años la fiesta más popular y concurrida de Vigo. Como muchas otras familias nos instalábamos en  el parque alrededor de la iglesia y nos pasábamos dos o tres días, disfrutando de esa fiesta tan querida por todos los vigueses. Llevábamos empanadas que preparábamos un día antes,  una  pota grande para hacer cocido y una especie de cocina de leña portátil,  donde lo preparábamos. No faltaban nunca unos buenos chorizos y un buen jamón. También llevamos de la casa algunos garrafones de vino.  Tirábamos en el suelo unos manteles que nos hacían de mesa y allí nos pasábamos disfrutando de la verbena los tres días.
¿Cómo era la gente de entonces?
La gente era muy buena. Para todos nosotros era muy importante la honradez y el trabajo. Existía mucha solidaridad entre los vecinos. Aunque la sociedad estaba muy dividida, entre los ricos que siempre es una minoría y la mayoría de gente pobre.
¿Qué acontecimiento la marcó más en estos 100 años?
Sin ninguna duda la Guerra Civil. Yo estaba ese día trabajando como dependienta en una casa de Taboada Leal y comenzaron los rumores del alzamiento de los militares. Aunque yo no estaba en la Puerta del Sol el día que el Capitán Carreró comenzó a reprimir a los manifestantes, testigos presenciales me comentaron que una joven que vendía y voceaba un periódico republicano llamado “La Meta” fue alcanzada por las balas. Cuando el pelotón de soldados comenzó a disparar contra la multitud, que se concentró para defender a la República, ella fue la primera víctima de aquella terrible matanza. Fueron días tremendos. Muchas personas fueron asesinadas. Las llevaban en camiones hasta el Monte del Castro y allí las fusilaban. Aparecían muchos cadáveres en las cunetas .
¿Fue muy duro?
Sí,  aparte de los asesinatos, las visitas de los requetés por la noche para llevarse a los hombres y luego asesinarlos. Comenzó el hambre, la falta de alimentos, el estraperlo. Pasada la guerra me casé y me fui a vivir a la zona del Calvario, en los Llorones. Mi marido Manuel Mosquera trabajaba como empleado del Ayuntamiento. A pesar de las dificultades, sacamos una familia de 5 hijos adelante. Hasta hace un par de años no dejé de trabajar en mi propia casa, las tareas domésticas, y hoy sigo haciendo mis cosas personales sin ayuda.
¿Valió la pena haber vivido estos 100 años?
Creo que sí.  A pesar de que mi marido murió joven, pude mantener a mi familia y hoy estoy rodeada del cariño de hijos, nietos y biznietos. Fui y soy muy feliz en Vigo.
¿Tiene algún secreto para llegar a esta edad, sin enfermedades?
Pues la verdad que no. Como de todo. No tengo colesterol, ni tensión. Solamente sufrí una ruptura de cadera, que me dificulta caminar. A pesar de tener una buena memoria noto que en este último año estoy perdiendo un poquito, algunos recuerdos. Tengo que decirle que nunca fumé, ni tomé alcohol.
¿Algún sueño por cumplir?
Creo que no. Pero sería feliz si supiera que hay trabajo para todos.

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