VERANO

El pan de maíz y la sombra de Cotogrande atraen a los romeros

Ayer se repartieron 1,700 kilos de pan de maíz, 2.700 kilos en empanadas, 1.800 kilos de sardinas y 2.100 kilos de pulpo.
photo_camera Ayer se repartieron 1,700 kilos de pan de maíz, 2.700 kilos en empanadas, 1.800 kilos de sardinas y 2.100 kilos de pulpo.

 Cientos de personas desafiaron el intenso calor de la jornada en el parque forestal de Cabral, con música, sardinas, pulpo y pan

La temperatura rondaba los treinta grados ayer al sol en Vigo pero se volvía agradable en las innumerables sombras de los árboles del parque forestal de Cotogrande, que ayer acogió la XXVIII edición de la Romería do Pan de millo. Cientos de romeros decidieron pasar toda la jornada disfrutando de las sardinas asadas a precios populares, el pulpo y las empanadas, las grandes estrellas de esta romería, en la que se rinde tributo al pan de maíz con varias variedades, desde el tradicional a los más sabrosos que incluyen nueces y uvas pasas. 
Desde el mediodía se registraron ya enormes colas frente a los mostradores que servían la comida y los más madrugadores cogieron las mesas de piedra del parque. Los que más llevaban consigo todo el equipamiento necesario para disfrutar de una jornada campestre –incluidas hamacas que colgaban de los árboles– y otros improvisaban mesas en el capó de un vehículo o decidían sentarse en el suelo.Por el medio, algunas personas montando a caballo, un pequeño carro tirado por un pony que hizo las delicias de los más pequeños y los puestos de rosquillas,  churros y globos infantiles repartidos por el parque. 
La música, además, amenizó la jornada de la mano de la banda de música de Cabral, grupos de gaitas y de baile gallego pero también de danza moderna. Y para que todo saliese a la perfección, un amplio dispositivo de voluntarios de la comisión de fiesta que recibieron un sonoro aplauso de los asistentes cuando el presidente de la comisión, Eduardo, pidió que se reconociese su labor. Algunos, como Manuel Rivas, en uno de los aparcamientos, pasaron más de veinticuatro horas sin dormir tras vigilar por la noche todo el recinto y luego seguir de día para que todos los romeros pudiesen disfrutar de la fiesta.n

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