ESCAPARATE

Ayer y hoy de la artesanía

A la izquierda, Fernando Reboredo en la charla de ayer en Vigo.
photo_camera A la izquierda, Fernando Reboredo en la charla de ayer en Vigo.

El Centro de Artesanía Tradicional (CAT), situado en el barrio alto del Casco Vello, sirvió ayer como puente entre los oficios tradicionales y las nuevas salidas de la elaboración a mano

Fernando Reboredo y Ana Miguéns son artesanos gallegos, de dos generaciones diferentes. Ayer sus trabajos coincidieron en el Centro de Artesanía Tradicional: El primero con una charla sobre la vigencia de la lata frente al plástico; la segunda, a través de la muestra de sus trabajo en el Escaparate del CAT. Ambos representan el pasado y el presente de la artesanía.
Reboredo, con 66 años, es la tercera generación de lateros de O Mosteiro, en Meis. Fabricaban  utensilios domésticos trabajando la chapa. “Es un oficio en el olvido”, afirma, sin embargo, cree que puede ser un negocio rentable especializándose en piezas muy particulares: “Hay que tener claro que no se puede competir con el plástico y las chapas industriales, ese mundo ya se acabó en los 60”. Aprendió de su padre y ejerció entre los 12 y los 17 años, hasta que comenzó como electricista. Con la jubilación redescubrió la tradición familiar. “Con motivo de una fiesta de época que se celebra en el pueblo, me animaron a recuperar el oficio de latero y en la casa de mi abuelo encontré la máquina original, con la que hace más de cien años se doblegaban los metales”.  Una bigornia (yunque) y  un  mazo es lo necesario para poder trabajar. Se moldea el hierro bañado en estaño con lo que se hacía bañeras, regaderas, moldes para flan o farolas. “Mis primeros juguetes, un molino de viento y un silbato, los hizo mi padre en su yunque”, recuerda.
Reboredo tiene su pequeño taller en casa. Realiza piezas en miniatura que tienen muy buena acogida. No parece que haya otra generación de lateros en la familia:  “Tengo una hija que le tira la artesanía, pero a ella le gusta el cuero”. En cada feria, Reboredo intenta trasmitir el gusto por el oficio a los jóvenes, ya que su deseo sería contar con aprendices .
Ana Miguéns, con 32 años, diseña sus propias joyas desde su casa en Vilagarcía. Expone en el CAT una colección de 14 collares, inspirados en el imaginario gallego: los personajes del Entroido, las rederas, el Sireno vigués de Leiro, San Andrés de Teixido o las Marías de Santiago. “Yo siempre trabajo por encargo, así que este proyecto no lo habría realizado de no ser un concurso”, puntualiza. Su bisutería está modelada a mano en arcilla polimina e policromada por ella misma. Sus joyas acompañan los modelos de diseñadores de la talla de Franco Quintáns, que ayer presentó sus trajes de novia en Camariñas con pendientes de Miréns. “Mis propuestas no son para cualquiera, son para una mujer atrevida”, asegura la artesana que  ve futuro en su negocio “lo hecho a mano está de moda”, afirma.

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