Óscar Varela, trabajador de la fábrica de Alcoa en A Coruña desde hace más de 18 años, dijo ayer que no tiene más remedio que manifestarse ante el anuncio del cierre de la empresa porque "si nos quitan esto, no tenemos nada".
"Tengo una mujer y dos hijos en casa, por eso estoy aquí", dijo a los medios de comunicación a las puertas de la factoría con la que cuenta la multinacional en A Grela, en donde la plantilla de trabajadores de Alcoa iniciaba ayer sus primeras movilizaciones impidiendo la salida de camiones. "Nos quedaremos aquí el tiempo que haga falta" aunque parece que la solución no será cosa "de hoy, ni de mañana", manifestó.
Dijo que tras 18 años trabajando en la compañía el anuncio del cierre ha sido "inesperado totalmente", de forma que además los empleados lo ven como una "canallada" tanto a nivel empresarial, como político. "No es lógico que nos tengan durante años en una situación de incertidumbre" en la que lo que se está es jugando con "nuestros puestos de trabajo" tanto en A Coruña como en Avilés, dos fábricas en las que "trabajamos muchos para mantener a nuestras familias".
Entiende que la empresa puede tener argumentos para tomar decisiones como recortes, puesto que los trabajadores ven evidente que el actual marco energético "para la industria no es el más favorable", pero no entienden que hayan optado por la solución más dramática. "Hay muchas vías para llegar a un acuerdo antes de llegar a estos extremos", y no se explican que nadie haya hecho nada para frenarlo.
No comprenden además que el Gobierno central (PSOE) y la Xunta (PP) permitan un desenlace tal, y no se hayan preocupado por dotar a la industria de un "marco estable" porque "eso sí que lo pueden hacer".
Con todo, Varela espera que la opción de Alcoa ahora no sea buscar nicho de negocio en países con mano de obra más barata, porque en las centrales del norte de España se producen "productos de gran calidad" y apreciados por los clientes.n