Enrique Fontán Hermida preside la Asociación Provincial de Talleres de Reparación de Automóviles (ATRA), que aglutina a 760 talleres y unos 4.500 empleos, la mitad en Vigo y su área.
¿Han sido capaces de cerrar talleres ilegales con sus denuncias?
Con algunas sí, pero pasado un tiempo vuelven a abrir en otra zona. Tanto Seprona como la Policía Autonómica actúan bien, pero va todo muy lento y muchas denuncias se quedan en nada. Sólo conseguimos espantarlos, pero vuelven a reabrir. Creo que no se está actuando con la eficacia que se necesitaría para evitar esta competencia desleal. Son una lacra y nos están invadiendo.
¿Achacan este fenómeno a la crisis económica?
En parte. Al principio pensábamos que con la situación de crisis económica la gente quería buscarse la vida pero últimamente ya constatamos que lo que buscan esas personas es el camino fácil, sin pagar impuestos ni afrontar gastos y eso nos hace mucho daño.
¿Cuánto daño? ¿Han cerrado muchos establecimientos?
Afortunadamente en ATRA logramos mantener el mismo nivel de asociados en los últimos años, en torno a 760, pero en otras provincias se llegó a perder un 30% o incluso más. Se produjo algún cierre pero abrieron otros aunque el empleo, inevitablemente, sí cayó.
Hace un par de años había en la provincia 6.000 trabajadores y hoy unos 4.500.
¿En qué estado llegan los coches al taller?
En general llegan en bastante mal estado porque el parque automovilístico en España ha envejecido muchísimo y hoy en día es uno de los más obsoletos de Europa. Cuando hacemos una sugerencia al cliente, normalmente no lo acepta bien y tratan de hacer lo imprescindible, lo cual es muy peligroso porque muchos vehículos no están en condiciones óptimas para circular y la gente no es consciente del peligro que supone para ellos y terceras personas.
¿Cómo se puede erradicar esta competencia desleal?
Desgraciadamente convivimos con ello y resulta difícil porque son negocios que se hacen en viviendas particulares. La Administración tiene que actuar con una mayor eficacia porque todos salimos perdiendo, nosotros los que más porque muchos talleres acaban en cierre, otros despidiendo y nuestra imagen muy tocada.
¿Compensa acudir a un taller clandestino?
A la larga no. Entiendo que la gente está pasando dificultades económicas y piensa que le cobran más barato, pero en muchos casos ni siquiera es así y hay gente que se sorprende de lo que pagaría en un taller oficial. Además, el usuario se queda desprotegido totalmente a la hora de reclamar si tiene algún problema porque no hay facturas .n
