LLEGÓ EL JEFE DE MÁQUINAS

Fernando Argibay, superviviente del "Senefand I": "Voy a pensar si volver al mar"

El marinero de Moaña llegó esta mañana al aeropuerto de Santiago y aseguró que físicamente está bien pero "moralmente decaído ".

Fernando Argibay, el jefe de máquinas del "Senefand I" que se hundió en aguas de Senegal relató a su llegada a Santiago esta mañana cómo vivió el hundimiento y los tres días que pasaron a la deriva. "Gastamos todas las bengalas y las últimas fueron las que nos salvaron la vida", explicó.

Fernando Argibay, jefe de máquinas de "Senefand I"

Tiene claro que el barco se hundió por el gran peso de la carga en el momento de izarlay sobre la radiobaliza que no funcionó opina que pudo quedar enganchada.

Fernando Argibay contó en Santiago a los periodistas el hundimiento del barco con todo detalle y cómo perdió de vista a sus compañeros desaparecidos. Preguntado si volverá al mar contesto "vou pensar si volver ó mar".

A su llegada desde Senegal a Galicia, el marinero moañés ha agradecido el apoyo recibido por parte de la armadora viguesa, Profand, las autoridades y las empresas que "dejaron sus barcos" para que les buscasen después del hundimiento del Senefand 1, sucedido el pasado 8 de febrero, al tiempo que ha pedido "intimidad" para él y para su familia.

Visiblemente emocionado, ha recordado a sus compañeros todavía desaparecidos, especialmente al patrón del buque, el gallego Vicente Pazos, "una de las pérdidas que lamentamos", ha dicho.

El jefe de máquinas vio por última vez al otro gallego embarcado en el Senefand 1 poco antes de que el barco se diese la vuelta, dentro del puente de mando. "Me acerqué al cristal, miré para dentro y vi a Vicente allí, y le grité `Vicente, Vicente!`, pero el miró para mi y se quedó estanco", ha apuntado.

Durante los días que los supervivientes permanecieron a la deriva, tres, el gallego perdió "la esperanza" de encontrar al patrón, que cree que permanecía dentro del puente de mando al hundirse el buque. "Si lo encontrasen, qué alegría, pero no. Era más probable que encontrasen al engrasador y al otro marinero y tampoco los encontramos", ha lamentado.

EXCESO DE PESO

El relato del jefe de máquinas arranca sobre las 21,00 horas del 8 de marzo, cuando el Senefand 1 zozobró tras subir la carga. "Vimos que el saco venía cargado, se veía bien", ha recordado Fernando Argibay, "para el barco que éramos nosotros había mucha cantidad".

El exceso de peso, unido a que la rambla del barco estaba desplazada hacia estribor provocó la zozobra. "Nos dimos cuenta enseguida", ha ratificado el jefe de máquinas, que bajó entonces al pasillo "a ver qué pasaba".

"Vi venir al cocinero y al primer oficial, que me dijeron que había mucha agua en el parque de pesca", ha contado Argibay, que constató la entrada de agua y que esta entrando "por la puerta de popa". "Llamé al engrasador y le dije `vámonos ya`", ya que el barco "estaba zozobrando cada vez más".

En aquel momento, el jefe de máquinas tuvo mantenerse a flote agarrándose "al marco de la puerta" y en una situación casi horizontal, momento en el que vio y llamó por última vez al patrón Vicente Pazos.

"Me tuve que agarrar a la barandilla, de allí subí al casco, a la quilla de balance y a la quilla, porque el barco ya se dio la vuelta", ha recordado Fernando Argibay, que permaneció en este punto, junto al engrasador y otro marinero, en torno a media hora.

NADANDO HASTA LAS BALSAS

Sus otros siete compañeros, desde el agua, habían desplegado y unido ya las balsas salvavidas e intentaron acercarse al barco volcado para recogerlos. Sin embargo, "con la corriente que había era imposible".

"El barco empezó a hundirse y le dije al engrasador `hay que tirarse y nadar, hay que dar el todo por el todo y llegar a las balsas como sea`", ha apuntado el superviviente, que ha subrayado que el engrasador era el único de los tres que se encontraban sobre la quilla que tenía chaleco salvavidas, dado que cuando empezó el naufragio se encontraba durmiendo. "Ellos se tiraron, yo aguanté un poco más y me tiré, y en ese momento el barco se hundió", ha recordado el jefe de máquinas.

Aunque los tres se quedaron a flote, solo Fernando Argibay pudo llegar hasta la balsa salvavidas con sus compañeros. Desde la balsa, aún pudo hablar con el engrasador y el otro marinero, hasta que, finalmente, "se perdió su voz". "Llamamos por él y no contestó, y de ahí en adelante anduvimos a la deriva tres días hasta que vino un barco y nos rescató", ha indicado el jefe de máquinas. Tanto el patrón como los dos marineros senegaleses permanecen todavía desaparecidos.

LAS ÚLTIMAS BENGALAS

Durante los tres días que los supervivientes pasaron a la deriva, hasta que fueron rescatados en la madrugada del domingo, estuvieron "lanzando bengalas a los mercantes que pasaban". "Teníamos víveres, pero bengalas las lanzamos casi todas, las últimas fueron las que nos salvaron la vida", ha dicho.

Fernando Argibay ha dicho que no tiene "ni idea" de por qué la radiobaliza no se activó, aunque "pudo quedar enganchada en la red".

Desde la subida de la carga hasta el hundimiento, el superviviente calcula que pasó una media hora, aunque el barco se hundió por completo "en cinco minutos".

Fernando Argibay ha confesado sentirse "físicamente bien", aunque "moralmente decaído" y "algo cansado". Sobre su futuro, todavía lo deja abierto a la espera de recuperarse del susto: "Voy a pensarme mucho el volver al mar".

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