JOSÉ MANUEL FDEZ ALVARIÑO Empresario y expresidente de la CEG y la CEP

“Los expresidentes de la CEG tenemos algo que decir, les he llamado y son receptivos”

Alvariño opina que la elección de Antón Arias puede ser legal pero no legítima.
photo_camera Alvariño opina que la elección de Antón Arias puede ser legal pero no legítima.

José Manuel Fernández Alvariño tiene a sus espaldas una larga trayectoria de representación empresarial,

Primero al frente al Club Financiero Vigo, después en la Confederación de Empresarios de Pontevedra y luego en la Confederación de Empresarios de Galicia, donde dimitió al no poder sacar adelante su proyecto.

Ahora da un paso al frente y ha propuesto a los cinco expresidentes vivos de la CEG una reunión para reflexionar sobre lo que está pasando en la patronal gallega. Los cinco expresidentes son Álvaro Rodríguez Eiras, de la empresa lucense Aresa, que fue el primero y por consenso; el ourensano Emilio Pérez Nieto, de Pérez Rumbao; el coruñés Antonio Fontenla del sector de la construcción, el propio Fernández Alvariño, que preside el vigués Grupo Inversiones Alvariño y el ourensano Antonio Dieter Moure, empresario del sector de la formación. La CEG tuvo otros dos presidentes pero ya fallecidos: José Pablo Rodríguez Mantiñán y Antonio Ramilo, que estuvieron al frente de la patronal entre Pérez Nieto y Fontenla.


¿Cómo ve la situación de la CEG dos años y medio después de dejarla?
Como expresidente tengo que lamentar la profunda crisis en que está inmersa la Confederación de Empresarios de Galicia. Es una institución indispensable para Galicia, como entidad que debe aglutinar no sólo a los empresarios sino también a la sociedad civil. Entiendo que debemos recuperar la imagen de unidad del empresariado y me arrepiento de haber adelantado las elecciones en su día. En aquel momento entendí que yo era lo que desunía y entendía que por encima de Fernández Alvariño estaba la Confederación de Empresarios de Galicia, adelanté las elecciones. Pero después de estos dos años y medio, a la vista de todo lo que ha pasado, creo que fue un error por mi parte.


¿Y cómo analiza la elección de Antón Arias?
Esto nace de un desacuerdo de cuatro empresarios. Los cuatro presidentes habían llegado a un acuerdo que se incumple diez minutos antes de que se cierre el plazo de presentación de candidaturas. Hay una persona que se presta a ese incumplimiento, Antón Arias, al que no discuto su legalidad pero si discuto su legitimidad. Para mí no es legítima una persona que es presidente después de incumplir un acuerdo. Se presenta sin ningún proyecto y sin ningún plan. Cuando él habla de deslealtad con respecto a la Confederación de Empresarios de Pontevedra o de Ourense tengo que decirle que deslealtad es cuando reiteradamente no se me aprobaron los presupuestos y después en cuando yo me marché se aprobaron sin tocar en absoluto.


¿Qué le parece la postura de Pontevedra y Ourense?
Han pegado un golpe en la mesa y han dicho por ahí no jugamos. Yo tengo que manifestar, como expresidente y como miembro de la junta directiva actual, mi apoyo total e inquebrantable a los presidentes de Pontevedra y Ourense. Han presentado un proyecto de vital importancia para Galicia, como es la Eurorregión y le pido al presidente de la CEG que se sume a ese proyecto porque en este momento no oigo hablar de economía, de los estibadores o de la subida del IVA. De lo único que he oído hablar a este presidente es de que la reforma laboral es un desastre cuando fue consensuada entre Gobierno y con propuestas de la CEOE de la que formamos parte. No deja de ser una postura personal porque esa postura tampoco ha sido consensuada con los vicepresidentes. 


¿Qué necesita la patronal gallega?
La CEG necesita recuperar su discurso en todas estas cuestiones y sobre todo en una autonomía que tenemos una gran ventaja que es la estabilidad política. Además, Galicia es una de las autonomías que apunta a un crecimiento importante, enganchémonos en ese tren para que la voz de la CEG siga.


¿Qué propone ante esta situación en la que Pontevedra ha ratificado una suspensión temporal en la patronal gallega y Ourense también lo analiza?
Creo que los expresidentes, que somos cinco, Álvaro Eiras, Emilio Pérez Nieto, Antonio Fontenla, Antonio Dieter Moure y yo mismo algo tendríamos que decir en una entidad tan fundamental como la CEG. Les he llamado y les voy a convocar, sin protagonismo de nadie. Los cinco debatiremos en una reunión, antes de fin de mes, de lo que queremos y lo que podemos, tratando de ayudar para salir del marasmo en que estamos metidos. Vamos a dar nuestra opinión como expresidentes. No es ir de salvadores pero si dar una opinión sobre lo que está pasando. La Confederación de Empresarios de Galicia para mí es fundamental como institución y no puedo decir pues que se maten que yo ya estoy fuera. No. Podemos opinar y es lo que tratamos de hacer. Siempre con mi profundo apoyo a Pontevedra y Ourense.


¿Ya ha hablado con ellos?
Sí, he hablado con todos y han sido muy receptivos todos para quedar a comer juntos y hablar. Es un tema totalmente abierto. Así que veo que siguen teniendo ese cariño a la CEG y sienten cierta responsabilidad.


¿La CEG podría desaparecer?
Está dando todos los pasos para que eso pueda ser. El descrédito ya está claro y recuperar crédito es muy difícil. Pero creo que aún estamos a tiempo, no está muerta. Tiene que haber una reflexión porque se ha incumplido un acuerdo. Antón Arias es presidente legalmente pero no está legitimado, en mi opinión.


¿Por qué es importante la CEG?
Porque es la voz del empresario. Es el paraguas donde están todos los empresarios y en especial la pequeña y mediana empresa, que es la mayoría del tejido empresarial. Yo siempre planteé darle más peso a las provinciales y sectoriales, que son las que están más cerca de los empresarios, además de limitar los mandatos. Europa está pidiendo proyectos y nosotros estamos mirándonos el ombligo. Pero yo tomo la iniciativa y esta es mi propuesta. Luego si vienen o no, acepten o no, ya es otra cosa, pero yo creo que cumplo con mi responsabilidad. El camino que se ha tomado es muy peligroso porque si nos vamos otro ocupará nuestro espacio.


¿Cuál es la salida?
Entiendo que puede haber muchos caminos, pero el primer mandamiento debe ser pensar en la representación empresarial. Pero esto es como a un hijo que le dices si sigues por ahí te vas a caer, otra cosa es que quiera seguir y se caiga. 

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