Desde el Val Miñor hasta el cielo de la Copa del Mundo

El momento exacto en el que Rodrigo debuta en el Mundial.
photo_camera El momento exacto en el que Rodrigo debuta en el Mundial.

Rodrigo debutó en un Mundial anteayer, trece años después de bautizarse en Nigrán

La Copa del Mundo es el sueño de cualquier futbolista. Pequeño o mayor, alto o bajo, de Sao Paulo o de Nigrán. Todos los que se calzan unas botas se imaginan en el mayor torneo del planeta y solo unos pocos elegidos lo logran. Rodrigo Moreno lo consiguió anteayer, cuando relevó a Diego Costa en el minuto 89 del Irán-España (0-1), de la segunda jornada del grupo B. Solo fueron unos minutos –en los que provocó una amarilla–, pero aquel pequeño Rodri que correteaba por Ureca  hace trece años ya era mundialista.
Atrás quedaron varias idas y venidas. Varios altibajos, que le llevaron desde fichar por el Madrid tras pasar por el Celta, a emigrar a Inglaterra en busca de minutos. Desde hacerse importante en un histórico europeo como el Benfica a tener problemas para arrancar en un Valencia con problemas para arrancar. "Siempre tratamos de hacerles ver a los chavales que el esfuerzo y la constancia tienen premio", explica Javier Lago, actual coordinador de fútbol base del Val Miñor junto a Álex Villar y entrenador de Rodrigo y Thiago Alcántara en el equipo infantil miñorano –por aquel entonces todavía se llamaba Ureca–. Ese esfuerzo y esa constancia le valieron a Rodrigo para triunfar en el equipo che y llegar al Mundial con la selección española. Encontró premio.

Una vida juntos
Si Rodrigo se pudo llamar mundialista ante Irán, Thiago logró hacerlo ante Portugal. El centrocampista del Bayern entró desde el banquillo en lugar de Iniesta en el minuto 70 y dejó atrás una historia de sinsabores en forma de lesiones que le impidieron disputar la Eurocopa y los Juegos Olímpicos de 2012 y el Mundial de Brasil 2014. Esa tortura comenzó a corregirse hace dos años, con su participación en el Europeo de Francia –jugó dos partidos– y culminó en Rusia.
Juntos debutaron en una Copa del Mundo, juntos empezaron a dar sus primeros pasos en Brasil y juntos iniciaron sus carreras futbolísticas en el Val Miñor. Como una familia. De hecho, se autodenominan primos por el fuerte vínculo que mantienen desde antes de nacer: sus padres son amigos íntimos y, desde pequeños, sembraron en Rodrigo y Thiago, además de Rafinha, el germen de la amistad. De esta forma, jugaron juntos en el Sao Paulo en varios torneos veraniegos. Cuando Mazinho fichó por el Celta, sus hijos encontraron acomodo en el Ureca –actual Val Miñor– y Rodrigo vino desde Brasil para formar parte del equipo infantil junto al mayor de los Alcántara. Javi Lago era el entrenador de aquel equipo. "Ambos eran muy competitivos, sin embargo tenían caracteres diferentes. Rodrigo era muy extrovertido, mientras que Thiago era más reflexivo", recuerda el técnico, que asegura que el valencianista tenía "mucha facilidad para el desmarque" y que nunca en su vida vio "nada igual a nivel técnico" que el del Bayern.

Saber de dónde vienes
Lago rezuma orgullo al hablar de sus dos pupilos mundialistas. "Que un equipo de fútbol base pueda presumir de dos jugadores en el Mundial es la leche", comenta antes de confesar el orgullo que siente porque tanto Rodrigo como Thiago tengan muy presentes sus orígenes: "Siempre hablan de nosotros en las entrevistas. Además, tienen detalles muy bonitos. Rodrigo, por ejemplo, nos envió la camiseta de su debut con la selección española firmada y también una del Benfica. Son cosas que llegan".
Javi Lago recuerda con felicidad aquel equipazo con el que ganaron al Real Madrid con unas sudaderas compradas para la ocasión. Fue el primer peldaño de una escalinata hacia el firmamento del planeta fútbol, en el que brillan los nombres de equipos de primera línea mundial. Un firmamento en el que ahora también luce, fulgente, el nombre del Val Miñor.n

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